Disolverse y nadar en la Nada

Descubrir el lugar propio
en una parte que ni es propia
ni es parte, ni es lugar.
Y comprobar, seguidamente,
que jamás estuvimos
en parte alguna…
Jamás se distrae,
y nunca parpadea…
esta Presencia,
pues ella sabe bien
que no existe el más allá,
tan sólo el más adentro…
R.R.
Reabsorberse hasta ser solo un soplo. Disolverse aún más y nadar en la nada….
Transparencia radiante, plenitud del vacío…. y de nuevo….. celebrarse en el gozo de estallar en las formas.
El poeta que en nuestra hondura canta, saca –en palabras de María Zambrano- de la humillación del no ser a lo que en él gime, saca de la nada a la nada misma y le da nombre y rostro… Yo añadiría: una vez salida a la luz la estrofa, el poeta quisiera des-nombrarla de nuevo; des-bautizarla de nuevo, para ganar en la ausencia la presencia del Ser, que es su nostalgia más allá de las palabras. Por eso comprendemos que el poeta no tema a la nada. A tal afirmación nos lleva el Zen. Y así, aunque algo torpemente, lo quise reflejar yo en un soneto:
Como una catarata desbocada,
se filtra en las costuras del olvido
un diluvio de luz, que no ha nacido
de esta ciega razón desheredada.
Cómo vibra en las frondas de la Nada
el misterio que hoy suena sin sonido,
y el silencio, en el aire sostenido,
de mi casa, que está deshabitada.
Hoy me sobran los ojos y la boca,
porque en el Ser he hallado el yacimiento
de estos versos, mi pasto y mi alimento.
Y en el mudo regazo de esa roca,
ser la pasión de ser es lo que intento,
que todo lo demás, lo lleve el viento.
R.R.

Música:  Natalia Doco -RESPIRA

 

 

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