Os presentamos esta charla que a iniciativa de Rafa hemos organizado, para tener un encuentro con Enric Benito sobre el acompañamiento espiritual en situaciones de enfermedad y dependencia.
Para ello también hemos contado con el apoyo de la Fundación Pía Aguirreche, gracias a quienes se ha conseguido el local del Banco Santander donde caben unas doscientas personas.
Para apuntarse, se hace a través del código QR que aparece en el cartel, se puede sacar más de una entrada a nombre de una persona.
Esperamos compartir esta experiencia con vosotros.
Oh Dios Haz que no fracase ni me desvíe ni en la prosperidad ni en la adversidad; que no me enaltezca por una ni me abata por otra. Que no me alegre sino de lo que me lleva a Ti, ni me aflija sino de lo que me aleja de Ti; que no busque agradar, ni tema desagradar, sino sólo a Ti. Que todas las cosas transitorias se vuelvan viles a mis ojos, oh Señor, y que todo lo Tuyo me sea querido por Ti, y Tú, oh mi Dios, querido por encima de todas ellas. Que todo gozo que sea sin Ti me resulte molesto, y que no desee nada que no sea sin Ti. Que todo trabajo y fatiga que sea por Ti me deleite, y todo descanso que no sea en Ti me canse.
Rafa Redondo
No, la revelación del Padre de Jesús en su hijo no se hizo fuera, sino en el centro mismo de la condición humana más abandonada. Una relectura que en el día de hoy, que vivo la enfermedad en su crudeza, me anima a decir que El lugar del abandono y de la ausencia se ha convertido en la Zarza ardiente de Moisés.
Hice mía tu soledad, mío también tu grito de abandono, que caló mis huesos.
Gracias a ti, Padre bueno, vi una vez más que tu ausencia, al vivirla tan dolorosamente hosca a veces, se convierte en inequívoca señal de cercanía…
Me creaste para transparentarte; no me he convocaste a la tierra sólo para disfrutar de Tí, sino para hacerte presente en el mundo. Y no me cabe otra alternativa: tengo que ser en el mundo lo que Tú has sido en él. Y necesito de tu propio Espíritu para reproducir a mi modo tu Presencia pura entre mis semejantes. Y amar a las personas como Tú las amaste.
Rafa Redondo
No, Abbá querido, tú no eres ese omnipotente Señor, del que José Saramago tan acertadamente decía que era “una mala persona”. Verte de modo contrario sería para mí como equivocarse de religión. Aunque después de conocerte, Galileo, me sobran todas.
Rafa Redondo
Oh Dios Haz que no fracase ni me desvíe ni en la prosperidad ni en la adversidad; que no me enaltezca por una ni me abata por otra. Que no me alegre sino de lo que me lleva a Ti, ni me aflija sino de lo que me aleja de Ti; que no busque agradar, ni tema desagradar, sino sólo a Ti. Que todas las cosas transitorias se vuelvan viles a mis ojos, oh Señor, y que todo lo Tuyo me sea querido por Ti, y Tú, oh mi Dios, querido por encima de todas ellas. Que todo gozo que sea sin Ti me resulte molesto, y que no desee nada que no sea sin Ti. Que todo trabajo y fatiga que sea por Ti me deleite, y todo descanso que no sea en Ti me canse.