Archivo de la categoría: Volver al mercado

Cuando ya nada tengo ni de mí queda rastro,
la nada del no estar
podría al final ser vacío y rebosante.

Petición a los miembros de la sangha IparHaizea, extensible a los queridos compañeros de la Asociación “Maestro Eckhart”, así como a toda persona libre que pueda aportar su idea y su sentir en cuanto al tema que sigue:

Estamos pensando en que las personas que practican Zen u otra vía contemplativa compartan con nosotros su propuesta o inspiración sobre cómo la meditación puede en estos difíciles momentos servir de liberación a los más castigados por la violencia neoliberal. ¿Vivimos la Unidad, o encapsulados?

Podéis enviarnos a iparhaizea1@gmail.com bien vuestro sentir personal, o un determinado texto esclarecedor, o una sugerencia práctica en que la praxis meditativa pueda abrir vías para hallar sentido en medio de tanto sinsentido.

Testimonio de Calais

Desde un estado de consciencia más superficial siento que esto es una intromisión en esta escuela de sabiduría que hemos estado disfrutando aquí este fin de semana. Pero, desde un nivel más profundo, acepto agradecido la invitación y no sólo la acepto sino que quiero pensar que sea hasta bueno el hacerlo. Gracias.

Casi recién llegados a Calais mi compañero y yo, una de las mañanas nos acercamos a la playa en un intento de conocer el ambiente y el escenario en el que nos íbamos a mover. Allí, en la misma orilla del mar se conservan unos bunkers de la época nazi. En uno de ellos había un grafiti dibujado sobre la parte que daba al mar que ponía en una viñeta la frase “Todo está aquí”. Además, no aparecía en francés ni en inglés como hubiera sido lógico, sino en español. Aquello me resonó de una manera particular, me resultaba familiar y misterioso a la vez y me recordaba a cosas vividas y experimentadasen espacios como este foro y a nivel personal. Casi el mismo título que el libro de Gisela Zúñiga “Está todo ahí”. Pero… Seguir leyendo Testimonio de Calais

Jesús

Lo imagino entrando en las sedes cardenalicias del Vaticano con la misma vehemencia con que barrió a los mercaderes del templo: tiaras y mitras patas arriba, cruces de oro macizo por los suelos, las purpuradas capas descolgadas de los hombros… los lustrosos zapatos rojos, las engoladas pieles de armiño por los aires: ”ciegos y guías de otros ciegos, que ni entráis ni dejáis entrar” .

No hay que olvidar que a Jesús de Nazareth lo mataron los “buenos”.

Jesús fue coherente hasta la muerte: HACÍA LO QUE DECÍA, VIVÍA Y ERA LO QUE DECÍA. Como un ser despierto, era la

Circular de Epifanía: EL SUEÑO DE LA HUMANIDAD

Si algo me ha proporcionado la práctica meditativa del Zen es la posibilidad de saberme nadie. Una experiencia intensa y prolongada de rendirme, abandonarme, salir de los límites de mi falso yo construido durante el tiempo.

La experiencia de doblegarse a “lo que es” ha sido y sigue siendo para mí el mayor y mejor camino de liberación. Estoy hablando de una senda de fraternidad que, si bien la aprendí de los maestros orientales, puedo decir que mucho antes de que me iniciara en el camino del Zen, ya lo había visto –y no sin gran impacto- en el ejemplo vivo de Francisco de Asís. Un sendero que en el poverello pasaba por el rechazo del dinero, del poder y de los honores, y por la comunión con los más humildes y más pobres; sí,  un camino predicado por sabios bodhisattvas. El Bodhisattva es un término budista compuesto de bodhi («supremo conocimiento»), y sattva («ser»), que hace referencia a un ser embarcado en la búsqueda de la suprema iluminación, no sólo en beneficio propio, sino en el de todos, que compasivamente busca no sólo la salvación individual, sino la colectiva. El principio del ideal del Bodhisattva es uno de los más importantes principios del budismo.

Pero ese afán de bondad y compasión rebasa las fronteras asiáticas, pertenece al acervo de toda persona independientemente de su origen cristiano, ateo o budista; un derecho de nacimiento.

En mi caso, el sentido y la práctica compasiva tanto de Jesús de Nazareth o del Pobre de Asís, es algo que me ha marcado, es la impronta de mi vida; un contagioso y cercano modelo de ternura más propio y cercano a mi forma de ser occidental. Ellos han promovido en mi caso el Seguir leyendo Circular de Epifanía: EL SUEÑO DE LA HUMANIDAD