Tan amigo de rendidos eres

 

No acojo, galileo, tu Buena Nueva como tiempo que pasó, sino como narración de quien te evoca mientras escribo con corazón agradecido. Leo y releo viviendo lo que de ti dicen como alguien que en mí actúa en estos mismos momentos, ahora, mientras uso el teclado, viviendo y reviviendo tu ser hermano, y tan humano.
No, no leo lo que de tí cuentan como puede leerse una herencia en una notaría, escuchar el legado de alguien que ya no está presente, o rememorar las enseñanzas de no sé qué sabio milenario. No, en tu caso puedo decir que tu palabra, es para mí caricia y alimento, pan vivo y sangre de mi sangre. No un renacido cadáver, sino pan vivo y manjar de un resucitado que vive y que me vive ajeno a los sepulcros.
Tu Evangelio, galileo, tu actuar, tus hechos, tu apasionante y atractiva persona, me siguen hablando e interpelando en los adentros de mi más profunda vena, y quiero aquí y ahora decir que tu bondadoso poder de perdonar y tu vivificante presencia, en nada se corresponden con tu muerte, sino con la resurrección real, y certera y experimentada para quien vive en sus propias carnes la acción de tu Espíritu. Porque ¿Quién mejor que los enfermos desahuciados, junto a los descarriados -y sé bien lo que me digo-, saben, sabemos, de tu afán de perdonar, de tu tenacidad de Pescador de Hombres, de la paciente espera del largo sedal…
Tú que, en palabras de Lope de Vega tan amigo de rendidos eres, sigues sanando y perdonando en el corazón sin coraza de los ninguneados, enfermos, leprosos, desahuciados y proscritos. Tú sigues iluminando el sendero de los perdidos, sembrador de Humanidad, salvando y aliviando con tu Aliento a los excomulgados…
Tu cayado me acompaña.

Rafa Redondo

Música:  Chasing Sheep – Michael Nyman

 

 

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