Sentarse, sin más

La meditación de hoy brotó entre nimbos. Un cielo de plomo que el sol no puede romper. Mas la contemplación es una saeta que penetra los puntos cardinales. Sin necesidad de moverse…

Sentarse sin más. Eso es despertar: cuando tus células se abren por todos los poros de tu cuerpo al infinito.

Cuando ya no eres tú quien respira, sino que eres tú el respirado. Y los miedos se adelgazan en una combustión que se va haciendo lentamente perceptible.

Sentarse sin más; la meditación no tiene objeto.

Comprobar la fiebre del existir latiendo a lo largo de tu columna, partiendo del volcán del Hara. Tu cuerpo arraigado en la Salud.

Arder, de modo incombustible, en el corazón mismo del amoroso Fundamento.

Sentarse sin más, perseverante, como un nenúfar lo hace en el remanso del río; sin más. La rosa nace sin porqué….florece porque sí, no pregunta si se la ve. Su belleza radica en que ella misma ignora que es tan bella…

No sabemos pronunciar ese fuego que desde nuestra entraña nos enciende. Y le llamamos Ser.

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