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Raíces firmes

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Raíces firmes
directas a la fuente
de la sombra luz

Nuestro tiempo, que no nos pertenece, nos exige ir hacia dentro, viajar al vasto cosmos que yace en cada célula del cuerpo que somos. Entra, y observa el universo que eres y déjate orientar por las constelaciones celulares. Inmérgete en la sustancia de tu naturaleza; ríos de vida en la sangre de tus venas, raíces eléctricas en los nervios que incendian el aliento, el soplo de los vientos en el latido hondo de tu corazón. El cosmos terrenal, la tierra en su naturaleza universal.

Nuestro tiempo nos exige una responsabilidad individual hacia el bienestar colectivo. Ir hacia dentro para recobrar la conexión con la fuente de energía, para que cada quien contribuya de manera directa al bien común. Nuestro tiempo nos pide soltar las dependencias asistenciales. No es momento de alimentarse a través del otro, ni de acumular energía para dar de comer a los demás. Es hora para que cada quien vaya a la fuente, atrevimiento que exige tu valiente soltar, para ser canales de la energía esencial. Cada quien, para el bien común. No mendiguemos migajas del poder, nadie tiene el monopolio a la fuente primordial.

Es hora, nos dice la vida, de que la naturaleza horizontal permee nuestras relaciones, y es vital que cada quien conecte con la fuente, actualice su software y restaure su ego a la versión original y eterna. Sí, más allá del ego, transcender a la hondura de la esencia donde de nuevo eres el vasto cosmos eterno. Desde allí podremos caminar hacia un nuevo horizonte horizontal.

Es hora de que cada quien se aprenda a lavar sus propias manos, entonces podremos lavarle los pies a otra hermana o hermano. Pero será desde otro lugar.

Texto y fotografia de nuestro hermano en la distancia al otro lado del charco

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