Hacerse silencio…Hacerse apertura

 

El rostro es el lugar, no espacial, en que tú descubres al otro como icono de Dios.
¡Ah, ese océano interior de una mirada…!
Dios se ha hecho rostro en tu faz, y la “prueba” última de Dios se revela en el rostro humano, cuando, desnudado de sus falsas apariencias, se ilumina con otra luz. Entonces todo El Mundo es un icono.
R.R.
Exiliarse del ruido del pensamiento, hacerse silencio, apertura. Y escuchar el susurro del Ser de la creación latiendo en tu más profunda vena.
Aun en medio del dolor –lo sé- uno tiene la ocasión de aquietar la mente, la de poder experimentar y dejarse con-tactar por Lo No Nacido, manantial de esa Fuerza: el Espíritu, la esencia de tu propia conciencia, más allá del dolor del tiempo y de su muerte. La Fuerza del Dios Madre de la Vida que, allende dogmas y religiones, sobre toda carne se prodiga y se derrama.
Poder experimentar que el Dios Madre de este mundo palpita en tu verdadera naturaleza, y que en nuestros desolados infiernos ha encontrado el lugar de su Buena Nueva, es una experiencia liberadora radical, que, por serlo, nos marca para toda la vida llenando a esta de sentido.
Compasivo fulgor que, llenando la conciencia de certeza, pulveriza los ídolos del lugar común, la falacia del pensamiento único, la alienación de los resignados novios de la muerte cuando a la resignación apelan y escupen tu inteligencia al grito de «¡esto es lo que hay!» para que permanezcas en el ataúd de los fabricantes del miedo que para ti reservan, cementerio instaurado por los muertos que guían a otros muertos. Tal es el muladar de la esperanza neoliberal, el estercolero de su Tierra Prometida.
Y no, no va por ahí la Vida, para otro destino hemos nacido.
GABON
R.R.

 

 

Múisca:  Nightnoise – for Eamonn

 

 

 

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