…ese raudal de Amor…

Aprender a ser tú, a ser yo,
a ser nosotros,
allá donde nos lleve
el corazón del viento;
pegados, muy pegados,
a su hondo latir.
tan diáfano y audible
en el desván callado de las noches…
Y que allá donde quiera que vayas,
no dejes la Aventura de ser tú.
Y tú ayúdame a ser yo,
enhebrados tú y yo
a ese entreverado qué se yo del Gran Misterio:
seguir y pro-seguir
mirándome en tus ojos,
tan límpidos, tan claros
cuando se fijan en los míos…
hasta que ya al llegar el alba,
en nuestra piel, como único ropaje,
se haga visible el imposible
de que ese raudal de amor
los rayos de la aurora lo disuelvan.
R.R.

 

Música:  Mi revolución – Cuatro Pesos de propina

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