…entornar la mirada a mis adentros…

Una de las experiencias, quizá la principal, que en mi vida he podido sentir como verdadera liberación ha sido –sigue siendo- el proceso nada fácil de aprender a desprenderme de mí mismo, ahí sigo. En cuanto a lo que en mí acontece, pero revisando los escritos y apuntes leídos y recogidos de las personas que admiro y siento como referentes, debo decir que el desapego es el pilar de la más profunda libertad –subrayo aquí la condición de profundidad-, la piedra angular de quien se aventura en la pasión de vivir, vivirse y desvivirse como artista de la vida. Considero que ninguna suerte de arte o virtud encierra mayor potencial emancipador que el desasimiento para soltarse no sólo de la prisión del narcisismo social -la peor pandemia-, sino de los obstáculos que nos impiden conectar con la Unidad que nos alberga. Con tal propósito, grandes referentes de la sabiduría hablan de transcender el ego mediante la pértiga de la solidaridad que me traslada a la otra orilla, del amor sin condiciones, de altruismo sincero.
Cuando al observar el giro que tomaba mi vida en 1987, mis más cercanos compañeros del claustro de la universidad, poniéndome en aviso sobre la peligrosidad, según ellos, de la práctica de la meditación como factor aislante del mundo. Al preguntarme sobre este aspecto, yo siempre he venido respondiendo tanto a cristianos como ateos o amigos marxistas, que lo que tengo en gran certeza es que esa práctica, lejos de encapsularme buscando no sé qué armonía dulce, me hace cada día más disponible para con el mundo.
Atrasar un paso, algo así como des-nacer, para dejarle espacio a al Ser de la Vida, permitiéndolo ser en mí, abriéndome a él de par en par. Una suerte de des-nacer que es des-morir.
Soltarse, sí -entre alivios y dolores- de una realidad fingida, aunque presentada y re-presentada como «lo real», cuando no pasa de ser una borrachera compartida, una letal epidemia de banalidad.
Liberarse de la realidad falseada, de la pasión de un ego desgarbado que el mismo viento desvanece. Liberarse supone tener el valor de detenerse y, sobre todo, tener el valor de mirar cada hora nuestra falsa realidad revestida de verdad, pues falsa es toda construcción mental que se resiste a ser soñada y vivida con auténtica pasión. Sentarse en silencio, entornar la mirada a mis adentros, en un esfuerzo por captar lo invisible, es mi propuesta que te invito a hacerla vida al filo de cada hora. Y correr a regalarla.
R.R.

 

 

Beautiful Peaceful Instrumental Christmas Music: Relaxing Music «Winter Morning Peace» by Tim Janis

 

 

2 pensamientos en “…entornar la mirada a mis adentros…”

  1. …huelo ese rastro de perfume que derramas, Rafa: regalo que regalas.

    Para mí, sentarme y vaciarme es: limpiarme de orgullo… para ofrecerme en verdad, de verdad, a los demás…decrecer para crecer en libertad y autenticidad.
    Y esto, cada vez que me paro y me siento. Sigo, con mis alumnos de 4 años, aprendiendo.

    En 1987, mi proyecto de Vida se desmoronó por completo. Descubrí entonces, entre las cenizas y el dolor, que una, siempre se puede levantar de nuevo, MIRAR HACIA SUS ADENTROS para encontar el Norte y consagrarse en la tarea.

    Gracias, muchas gracias.

Deja un comentario