¡Cuánta eternidad, en ellas y ellos…!

Esa es mi angustia cuando la recia sombra arrecia: vivirme tan sólo como carne, exiliado en el cuerpo que tanto amo y desde el que te amo; repatriado del Alba que no cesa.
Ese es mi Despertar: reventar el límite corpóreo, y ver brotar surcos de fuego y luz entre mis células, tan tuyas…
Te escucho, Dios maternal sin forma, y veo, y palpo, en el latido de todo lo que en ti me vive y me revive…
Y me dejo llorar rociando tu rocío, Madre Total del Universo, mientras, armado de valor, me hundo y más me hundo en el pozo abisal de tus silencios.
Tú, Voz de toda voz, aliento en todo aliento,..
Ahora, que ya declina el día,
cuando asoma entre los surcos de mi rostro
el cansancio de las horas,
te doy mi gratitud, Fuente de Vida,
por todo el recorrido de los rostros;
por todos esos ojos, para mí tan inmensos y tan nuevos,
por donde yo también miré desde la aurora;
por esas palabras hondas, que sólo desde ti,
y a tu dictado,
yo dije,
me dije
y me dijeron.
¡Cuánta eternidad, en ellas y ellos…!
¿Cómo no haber sentido el Todo en todos?
Te doy mi gratitud, Fuente de Vida.
Ahora que declina el día…clamo a todas horas; cauce y camino virgen donde el miedo a perderte se evapora, al filo de este instante,
cuando, como niño, el asombro brota y brota…
Rafa Redondo

Música:  Danit – Naturaleza

 

 

 

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