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Llueve en Bilbao

Desde ese manantial de abrazos se prolongan los abrazos de los mejores seres humanos que conozco. Gracias a uno -una- de ellos sentí en mi cuerpo la dádiva del suyo, Espíritu que mora y se derrama en toda carne.
«…Pues tan amigo de rendidos eres… me despertaste del profundo sueño…»
R.R.
Llueve en Bilbao. Abro las ventanas a escuchar el repique de las gotas que caen sobre el tambor del vierteaguas…
Suena y huele a otoño. Por dentro a primavera.
Cuando el ruido se repliega y la quietud nos respira, susurran ecos no derivados de palabras, que anuncian lo que el aliento en su vaivén revela cada instante.
Dicen que hemos perdido la esperanza, pero el Misterio
se asoma en tus latidos, para anunciarte que aún queda, te queda, nos queda, la posibilidad de asombrarnos como niños. Nos abrimos a la escucha del tambor del alféizar.
Creemos vivir
sin haber aún nacido.
R.R.

 

Música: Orinoco Flow – Enya

 

Fuente de Vida

En occidente le llamamos Espíritu Santo, yo le llamo Fuente de Vida.
En Occidente le llamamos Ser. Yo prefiero llamarle Fuerza.
Fuente de Vida más allá del tiempo, más allá de géneros y generaciones; Fuente que en cada instante se derrama sobre TODA carne y se siente como cuerpo, Fuente y Fuerza que no se aviene a racionales argumentos, los reventaría. Ni cabe en concepciones psicológicas de escuela o corriente alguna, por más profundas y transpersonales que se apelliden….
Manantial «que a vida eterna sabe», tan fácil de saborear como difícil de explicar, a cuyo brocal solo asoman los sencillos…
Esa Fuerza que nos hace nuevos y re-nueva. E invita a ser vivida, paladeada, experimentada, amada, y, no lo olvidemos, regalada.
Sin más ropaje
que mi fragilidad,
sus brazos rotos.
(desde ahí te abrazo).
Esa es la Fuerza que yo palpé en un poema de José Luis Martín Descalzo, Premio Nadal de Novela. Cuando le llamé por teléfono para darle las gracias, ya era tarde: José Luis se me había adelantado a la otra orilla….
Y entonces vio la luz.
La luz que entraba
por todas las ventanas de su vida.
Vio que el dolor precipitó la huida
y entendió que la muerte ya no estaba.
Morir sólo es morir. Morir se acaba.
Morir es una hoguera fugitiva.
Es cruzar una puerta a la deriva
y encontrar lo que tanto se buscaba.
Acabar de llorar y hacer preguntas;
ver al Amor sin enigmas ni espejos;
descansar de vivir en la ternura;
tener la paz, la luz, la casa juntas
y hallar, dejando los dolores lejos,
la Noche-luz tras tanta noche oscura.
(José Luis Martín Descalzo)
Cuando Vida y Muerte, Día y Noche, desprendidas, des-nudas, desanudadas de todo nudo que no sea el de su abrazo, se miren atentamente sin miedo y sin pudor; se acerquen, se entiendan, se comprendan e inter-penetren, en la sagrada lujuria del puro amor, el tiempo y el espacio arderán con ellas bajo el volcán de la Unidad.
Tengo como cierto que no habrá centímetro del Universo que no arda de pasión en tal abrazo: Fuente de Vida, Espíritu que se derrama, sin distinción, sobre toda carne; Materia Mater cobijando el semen del Espíritu; Amor amando en carne viva, sin más barreras que el puro amor sin barreras.
La lluvia, como la meditación, se desprende sobre la mañana inaugurada de Bilbao, mansa, indiferente, mientras yo escribo y atestiguo esa grandeza así, como quien oye llover…así, así. ´´
EGUN ON
Alejandro Ashley, Alberto Prieto Sánchez y 50 personas más
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Música: The Mummers´Dance – Loreena McKennitt

 

Invocación a la Presencia

En algún lugar creo que oí que el Silencio es un romance de amor con lo que se da al filo del instante…
El presente vivido, invocación a la Presensencia
R.R.
En toda hora y lugar
transparentar aquello
que quiero sostener.
En toda hora y lugar
dar gracias -mi única oración-
a Aquel que nos sostiene…
R.R.
El Ser nos habla diariamente,
desde ese mirar del frágil.
No rehuyamos su mirada, su voz
ni su mano extendida,
sería suicidarnos…
R.R.

Música: Enya – Caribbean Blue