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Sigue practicando

Lo más delicado de observar es el apego al desapego. La incapacidad de aceptar que eres incapaz de aceptar. Esa obsesión por soltar, esa obsesión que no puedes soltar. Dice el maestro Pedro Vidal que el ego es como una rata escurridiza, pero que, si se ve acorralada, muerde hasta al gato más fuerte.

Ningún pensamiento de aceptación o desapego lleva a la aceptación o desapego, sólo la práctica. Da igual lo que leas, los bonitos y evocadores poemas que te inspiren, la presencia y sabiduría de los maestros. Sólo son señales de tráfico, importantes, sí, pero sólo señales. Ningún GPS hará el viaje por tí.

Sólo la atención pura te llevará a la aceptación, el desapego y la comprensión. Y para ejercer esa atención, antes debes ejercitarla, porque lleva muchos años atrofiada. Es como tu sistema muscular, no puedes comprarlo, no tiene sentido buscarlo, ya está ahí, es tu naturaleza, pero dejaste de Seguir leyendo Sigue practicando

El riesgo de amar

Amar es un riesgo, pero solo cuando se pretende atrapar el Amor.

Yo quiero a mi “Mami”, y mi “Mami” me quiere a mi. Pero si “Mami” me riñe, se rompe el idilio. ¿Qué ocurre?. ¿Ya no quiero a “Mami”?. ¿Por qué?. ¿Porque ella ya no me quiere?… ¡No!, ¡No puede ser!. Demasiado duro para mi tierno cerebro…, mi “Mami” lo es TODO para mí, no puedo “divorciarme” de ella, me da de comer, me cura las heridas, me abraza, me mima…, me hace sentirme protegido, acompañado, seguro… Definitivamente, esta rabia que sufro por haber sido reñido, por haber perdido por un momento ese amor que es mío y solo mío, que me corresponde porque sí, no puedo achacárselo a “Mami”, sería demasiado duro, mi pequeño organismo no podría digerirlo, ya que pone en riesgo todo lo anterior, pone en riesgo mi propia existencia. Sería la muerte de mi pequeña identidad. Y mi más potente instinto de supervivencia, mi más primario miedo a la muerte, entra en escena.

Entonces…, veamos…, ¿Qué hago con esta rabia que siento en mi cuerpo, con estos dientes apretados para no expulsar el grito y el llanto que me brotan de tan adentro, pero que ya no me permito reconocer porque ponen en riesgo mi propia supervivencia?. Antes era más fácil, lloraba y gritaba sin más, pero ahora…, ahora no puedo asumirlo, debo apartarlo de mí, no es posible que “eso” forme parte de mí, así que…, Seguir leyendo El riesgo de amar

Aitite, tengo miedo

El nieto se va a acostar y el abuelo le acompaña:

  • Aitite, tengo miedo.
  • ¿Que tienes miedo? -el abuelo extiende la mano- ¡Pues dámelo!
  • Pero… ¡no está!
  • Pues eso, no está. Duerme tranquilo.

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