Siéntate y verás

Zen no es un estado particular del espíritu, como tampoco es una alteración forzada de la conciencia.

Zen es tu estado normal, el silencioso devenir; apacible, real. Za-Zen no persigue nada que no sea dejarse respirar, dejarse latir; dejarse ser: ninguna intencionalidad, ninguna persecución, ningún esfuerzo de logro. Sentarse en silencio sobre el mismo silencio.

No es fruto de la fantasía sino un rendirse a la evidencia de lo que es. Sin vanidad.

Sentarse en silencio es palpar con y en todos los sentidos nuestra pura naturaleza, la condición insonora que habita –y nos habita- en la quietud, la que despunta en el origen de los tiempos, aunque no depende del tiempo. Origen anterior al nacimiento de Abraham, Buda, Jesús, Mahoma. Comienzo sin comienzo.

En la postura de Za-Zen, o “sentada en silencio”, como señala Deshimaru, debemos hallar nuestros antecedentes prehistóricos.

Pero, siéntate. Siéntate y verás.

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