Meditación, el camino de la transformación, por Beatriz Gonzalez

Corren tiempos difíciles, caóticos… todos los sistemas (político, económico, religioso, educacional…) que soportaban nuestra sociedad están comenzando su final. Esto es algo que tenía que llegar, pues lo que el hombre ha creado y diseñado hasta ahora está destinado a fracasar. Y no porque el hombre no sea lo suficientemente competente, sino por el estado de conciencia desde el que todos estos sistemas han sido creados. Comparto lo que el gran maestro Krishnamurti siempre decía: la crisis no es exterior, sino interior. El estado en el que el mundo se encuentra es un fiel reflejo del estado interior de los seres humanos.

A lo largo de millones de años hemos aprendido a caminar erguidos, a fabricar herramientas, a comunicarnos primero con gestos y sonidos guturales y más tarde con palabras y expresiones más complejas… Sabemos sumar, multiplicar, cambiar una bombilla, diseñar y construir un cohete con el que llegar a la Luna… Hemos aprendido tantas cosas… Y en cambio, aún no hemos aprendido el AMOR . Por eso, el mundo está como está. Pero a pesar de todo, no debemos asustarnos. No debemos sentir miedo sino que tenemos que entender que todo es perfecto tal y como es. Porque, si la oscuridad no existiera, ¿cómo sé entonces que la luz es luz? ¿Cómo puedo apreciar, sentir verdaderamente la LUZ si nunca he sentido la OSCURIDAD?

Y cuando llega la oscuridad, cuando llega la crisis, ¿qué debo hacer? ¿Cómo puedo afrontarla?

Cuando me encuentro en una situación de vida en la que no quiero estar porque me hace sentir dolor, ansiedad, desesperación, tristeza…, sentimientos que me han enseñado a clasificar como “negativos” y que rechazo, que me niego a sentirlos, debo recordar que estos sentimientos no son negativos ni positivos… sólo son. Son sentimientos humanos. Entonces cuando esta situación llega a mí, la afronto y la acepto tal y como es, intentando no etiquetarla como “buena” o “mala” sino dejándola ser. Y es absurdo huir, porque la experiencia volverá a mí vestida con otros personajes, en otros escenarios.

No debo confundir la ACEPTACIÓN con la resignación. Resignación es aceptar la historia de “pobrecit@ de mí” que mi mente me cuenta, tales como: “no valgo para nada”, “quién me va a querer a mí”, “nadie me quiere”, “mi madre/padre siempre me decía que…”, “esto es lo que me ha tocado”, “¿por qué me ha ocurrido esto a mí?”, “¿por qué Dios permite que me pase esto?”, “bueno, hay gente que está en peores condiciones”, … Acatar lo que estos pensamientos me dicen es resignarme a la situación o experiencia en la que me encuentro. Aceptarla es aceptar lo que esta situación o experiencia me hace sentir, sin calificarlo.

La plena observación de lo que ocurre en mi interior, en cada instante, es MEDITAR. Y la meditación va abriendo paso a una SERENIDAD AMOROSA (un sentimiento indescriptible) que inunda mi interior y que fluye a través de mí. Y entonces, empieza a llegar a mí la COMPRENSIÓN. Me comprendo, miro a mi alrededor y comprendo… La meditación trae consigo la verdadera transformación del ser humano, ésa que tanto se ha intentado conseguir mediante normas, leyes,… Y con mi transformación ayudo en la transformación del mundo.

Todas las personas, situaciones y experiencias que llegan a mí lo hacen para ayudarme. Me ayudan a evolucionar y a re-encontrar el AMOR (que es lo único verdadero y eterno). Y todas ellas parecen preguntarme lo mismo: “¿Me amo de verdad?” Porque, si no soy capaz de amarme a mí mism@, ¿puedo amar a los demás tal y como son? La respuesta es NO. Porque sin amor verdadero, no hay comprensión de la verdad. Y si no hay comprensión, llega el juicio y la crítica y entonces, la relación queda empañada y no es verdadera.

Debo recordarme siempre que, yo no puedo “arreglar” el mundo, no puedo preocuparme por solucionar todos los problemas de los demás. Pero lo que sí puedo hacer es RESPONSABILIZARME DE MI ESTADO INTERIOR, y con esto ya estoy ayudando al mundo, ya estoy ayudando a todos mis herman@s. Esto es MEDITACIÓN, el camino hacia el AMOR VERDADERO.

4 pensamientos en “Meditación, el camino de la transformación, por Beatriz Gonzalez”

  1. Mi corazon ha saboreado cada palabra cargada de Sabiduria y Amor…..y se han precipitado en mis mejillas lagrimas, cargadas de Agradecimiento y Comprension.

  2. Me encuentro en una situación de vida en la que no quiero estar, ojalá tuviese tu entereza, tu sensibilidad y sabiduría.Gracias Beatriz.

    1. Hola Inma,
      no lo tienes, lo eres. Eres Sabiduría, eres Fuerza… eres AMOR. Siéntelo! Y recuerda que nunca estás sola.
      Gracias a ti. Un beso.

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