Archivo de la categoría: Sin categoría

Imposible no Amarte

Fui alcanzado por Tí. Eso creí durante años; pero lo cierto es que Tú ya estabas en mi corazón, en lo más profundo de mi ser antes de que yo naciera. Te anticipaste. Y te sigo escuchando en el corazón del silencio, donde el fuego de tu Espíritu arde dentro de mis huesos.
Soy un barro animado por tu Espíritu…
Exhalaste tu aliento diciéndoles: recibid el Espíritu Santo. Tú, aliento de Vida, de Vida Eterna.
Me creaste para transparentarte; no me he convocaste a la tierra sólo para disfrutar de Tí, sino para hacerte presente en el mundo y capacidades. Y no me cabe otra alternativa: tengo que ser en el mundo lo que Tú has sido en él. Y necesito de tu propio Espíritu para reproducir a mi modo tu presencia entre mi semejantes. Amar a las personas como tú las amaste.
Tu hijo Pablo de Tarso dijo: la prueba de que sois hijos es que el Espíritu Santo está en vuestros corazones. Y tu hijo J. Moltmann señala que lo más claro de la acción del espíritu es la vida. Dios está allí donde la vida se despierta y crece, y donde se comunica y expande.
El Espíritu Santo siempre es dador de vida: resucita lo que está muerto en nosotros, despierta lo dormido, pone en movimiento lo que había quedado bloqueado. De Dios siempre estamos recibiendo nueva energía para la vida.
Es sanador y vivificante, Jesús, experimentar en mis adentros tu Presencia, el soplo de tu Aliento…
Imposible no amarte.

 

Rafa Redodno

Música :  if You Love Me – Mark Stevart

 

SILENCIO

 

Igual que un centinela espera el alba,
sobre la hierba, frágil, temblorosa,
la gota de rocío, aguarda, quieta,
la caricia silente de la aurora.
Y empieza a evaporarla el Gran Silencio
cayendo de hoja en hoja; y se disipa,
como lo hace un sueño pasajero
que busca enajenarse de sí mismo.
Fragilidad acuosa entre las flores,
sutilidad del Ser temblando al viento
que entre mis versos se disuelve.
Bajo el rayo de sol que la derrite,
la gota, exenta de agua, hoy se ha hecho luz;
danza del alba, luz, fuego y vacío…
——
Rescatar la inocencia del asombro
en el desnudo eco del silencio.
Y escuchar la elocuencia de un poema
ajeno a labios, rimas y fonemas.
Intacta sinfonía de la Nada,
fondo mudo del lecho del Vacío
pugnando por abrirse a cada forma
acontecida por todo el Universo.
Rafa Redondo

 

 

 

Música:  A gift of Love – Armand Amar

 

 

 

 

Otoño es el espacio del silencio. Espacio de encuentro con el magisterio interior, lugar para descansar en el Testigo del Ser. Y recobrarse. Y crecer en las raíces mientras la copa se desnuda. Y amar. Y, en forma de Ausencia, poder albergar la invisible Presencia. Otoño es un hogar propicio para acallar el vocerío y restarle decibelios a la actual locura de los medios que ni median ni remedian; y todo ello para que la Voz de toda voz sea audible y quede su eco. Otoño puede ser tu lugar de revelación de un mundo colosal que demanda ser atendido en tus adentros. La explosión de lo latente, oculto, entreverado…donde tú eres más tú, lugar de hacer el amor que nos da a luz. Alguien me dijo una obviedad sagrada: “El que mora en el Silencio es insumiso a lo establecido…”. No se deja atar a ninguna tradición, porque es fiel a lo Real que en él palpita.
Otoño, claridad de las calladas horas; primavera interior. Bienvenido seas tú, mi caro otoño, tiempo extraño al tiempo; el que nos lleva a la interior morada de la creación, mientras todo exterior suena a demolición. Todo en otoño es volver a la raíz, al secreto resuello de la hoguera encendida en los adentros…
Ahora es otoño. Todo vegetal, arbusto o árbol, ahora se entierra, se introvierte en el silencio de su inaudible latido. Y el ser humano también se vuelve otoño, testigo de su propia muerte y de su nueva vida. Tal es la lección de la savia sagrada que fertiliza el corazón de las estaciones. La vida, se repliega en la madre tierra, aguarda en silenciosa espera el brotar perenne de encendida luz y primavera.
Ahora es otoño; nos toca serlo, y ser otoño, en las circunstancias que vivimos, no es asunto de mera climatología. Ahora, la vida, tan hospitalaria y receptiva, se congrega y nos congrega en el fondo de su Fondo. Una estación austera y desprendida como el amarillear de las copas de los chopos, que se desnudan progresivamente de sus hojas. Hora de transformación de la raíz hasta la copa.
Ahora es otoño. La vida ha quedado enterrada, sin el mínimo sudario que cubra su desnudez. Pero su gran fuerza, alojada en las entrañas de la embarrada tierra, latente e incendiaria, alimenta la semilla que hará reventar la propia muerte, y la falsa conciencia que a modo de fortaleza hemos forjado. Horas de derribo y de limpieza.
Ahora es otoño. Hora de saber des-prenderse como las hojas y des-aferrarse de los miedos con que los poderosos, apelando a tu inexistente seguridad, te acosan, y amedrentan. Ante ellos solo cabe la silenciosa respuesta de quien, aupado en la fuerza de su fragilidad, mantiene el cuidado de aprender a soltarse del miedo y la amenaza incapaces de derribar tu interior castillo.
Urge saber vivir desposeído, y de esa forma poder afrontar las amenazas de los insaciables fabricantes de mortajas. Urge saber caer. Y saber volar sobre los lomos de los escorpiones. Como las desprendidas y confiadas hojas. Tal es nuestra fuerza.
Ahora es otoño. Época de aprender la sagrada danza de la reseca hojarasca, de saber besar el suelo sin humillarse, de aprender a bailar sobre nuestras propias raíces, tan ajenas al volátil Dios Mercado. Será preciso saber vivir sin nada, o buscar un rehabilitador que nos adiestre a no endeudarnos con los verdugos que todo lo calculan y cuentan, aunque también ellos tengan sus días contados.
Y conviene aprender a caer y levantarse sin dolor, a desprenderse del anzuelo que desde siglos nos sujeta al sinsentido de la patología de la normalidad. Una transformación de dentro afuera, no al revés. Un cambio de casa, no solo de muebles. Un nuevo modo de sentirse especie humana.
Casi nadie sabe en qué consiste eso de saber caer, pero hoy nos toca aprender los movimientos de bajada. Y el desprendimiento mete miedo. Mas el pánico es rentable para la eterna minoría, el miedo paraliza al frágil yo, pero las hojas, confiadas, nos enseñan a descolgarse de su temporal cobijo. Saben de una Unidad no globalizada, comprenden que existe otra conciencia, otro modo de vida, otro modo de ser acorde con las raíces el Ser.
Pero en las raíces del empuja contra mí; dentro de mí hay algo más fuerte, algo mejor, empujando de vuelta.
Esa fuerza espiritual, savia escondida que al hacerse cuerpo y sangre, en occidente se la ha bautizado con distintos y siempre provisionales nombres: viento, aire, soplo, espíritu santo, pneuma, ruhá, spíritus…
invierno late, escondida, la eterna primavera, y el corazón humano se asoma a esa ventana: …En medio del odio, descubrí -escribió, Albert Camus- que había, dentro de mí, un amor invencible. En medio de lágrimas, descubrí que había, dentro de mí, una sonrisa invencible. En medio del caos, descubrí que había, dentro de mí, una calma invencible. Me di cuenta, a pesar de todo eso… En medio del invierno, descubrí que había, dentro de mí, un verano invencible. Y eso me hace feliz. Porque esto dice que no importa lo duro que el mundo
Fuente de Vida más allá del tiempo, más allá de géneros y generaciones; Fuente que en cada instante se derrama sobre TODA carne y se siente como cuerpo, Fuente que no se aviene a racionales argumentos, los reventaría. Ni cabe en concepciones psicológicas de escuela o corriente alguna, por más profundas y transpersonales que se apelliden. Manantial «que a vida eterna sabe», tan fácil de saborear como difícil de explicar, a cuyo brocal solo asoman los sencillos…
Esa Fuerza que nos hace nuevos y re-nueva. E invita a ser vivida, paladeada, experimentada, amada, y, no lo olvidemos, regalada. Regalémosla, pues, que ahora su necesidad es apremiante.

 

 

 

Rafa Redondo

 

 

 

Múisca:  Whirling Hearts – Armand Amar

 

 

 

MI ORACIÓN DE HOY

 

Tener el valor ( no es tal mi caso) de entregarse hasta la propia extinción,
y hacerse tierra.
Convertirse en su fruto sazonado hasta dejarse devorar por la centella escondida
en el corazón de ese fruto, sostenido, alimentado
por la Fuerza de la oscuridad, donde anida el secreto de la Luz.
Frágil forma, que, torpe, se resiste a su Vacío…
Penetrante Vacío que se resiste a dejarse invadir por las ruidosas formas,
a dejar de ser su propio Ser.
Con los brazos alzados hacia el cielo,
me abandono en el viento, me hago viento.
Me entrego a Tí, Muerte que es Vida,
me entrego a Ti, Materia,
en una comunión que duele y que libera.
Y así, mi corazón carnal, dura Materia, es absorbido en tu seno,
como rápido sorbo,
como humilde bocado del corazón del Infinito.
Duro y suave cincel, que se hace cumbre en una nueva génesis;
buril de cada aurora , que talla nuestro cuerpo
entre la dicha y el llanto, paz y desasosiego.
Las dos caras del Dios recóndito, silente y envolvente.
Magnánimo jardinero del Ser,
que forma y conforma nuestras formas haciendo brotar en ellas
las alas que alcanzan lo insondable.
Materia vacía, Materia de Luz, Materia de alma, Muerte y Vida,
Abismo y Cielo.
Cauterio suave, toque delicado de un dulce y árido buril
del que se desprenden trozos y más trozos de silencio,
hasta tallar en nuestro corazón el mismo corazón del Universo.
Rafa Redondo

 

Múisca:  Separation –  Duduk Music