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…inmensidad entre dos versos…
En la meditación se trata de afinar el sentido del oído para así escuchar el acorde que subyace no sólo en la armonía, sino tras el caos, la barbarie y la destrucción.
En la meditación se trata de afinar el sentido de la vista para atravesar con él la bruma y percibir el fulgor de las noches oscuras. Terca supremacía de una música que pervive aún entre las sombras.
En la meditación se trata de escuchar el himno a lo invisible que clama en lo visible.
En la meditación se trata de afinar todos los sentidos para augurar el destino de la materia y del cuerpo, acompasado por el arpegio sutil que brota, imperturbable, en el corazón de la desolación.
En la meditación se trata de experimentar en uno mismo el gesto compasivo de la materia-cuerpo, elevándose en la insobornable verdad de sus propios brazos alzados, convertida en un himno que abraza al universo.
El cuerpo y sus sentidos, gesto donde el Ser se transparenta
Rafa Redondo
Se trata de algo tan simple como aprender a mirar sin anteojeras.
Y de tener el valor de morir cada instante a lo viejo conocido.
Y de abrazar, entre el fragor del ruido, lo nuevo, que es la Real Vida.
Abrir con la garlopa de la luz una brecha, ese callar locuaz…inmensidad entre dos versos,
hondón sin fondo fuera de todo espacio; un tiempo fuera de todo tiempo; para, luego, toparnos, sin buscarla, con la eterna manifestación de lo invisible, en esa abrasadora fuerza que no deja de forzarnos.
Tu lejanía,
más aún: tu ausencia, Dios,
se hace satori…
Rafa Redondo
Múisca: Hnas Zimmer – Interstellar
¡Que bien se ve la noche!
Darlo todo, o casi todo, por perdido. Tocar fondo.
Puede, cuando apenas ya nada de nada esperas, abrirse una grieta
en la aún sangrante carne viva del alma, por donde se asoma una extraña –aunque, curiosamente, siempre sea la misma – antorcha, que alumbra la apertura a otro lugar.
Puede que, en tal ocasión, por mucho que te duela hasta el aliento,
por esa grieta asome la ocasión de contemplar una nueva tierra sin mapa, donde sin apenas saberlo tú siempre habitaste. O te habitaban.
A partir de ahí, tu reacción quizá tan sólo sea un gesto, el primer gesto de todos tus gestos verdaderos.
Y el primer indicio, también, de que has comenzado a vivir, de que te inauguras como ser humano.
En la honda noche oscura
-y cuanto más cerrada-,
¡Que bien se ve la noche!
Rafael Redondo Barba
Múisca: Philip Glass – Koyaanisqatsi