Todas las entradas de: Alicia Martinez

Te basta con ser un caminante…

Ipar ALicia

“EN ESPÍRITU Y EN VERDAD.” JUAN 4,24

Este símbolo de la imagen es un regalo, un regalo de la Comunidad Zen, la sangha Iparhaizea (Viento del norte) de Bilbao. Eligieron ese caminante, ese peregrino para expresar lo que son, lo que somos.

“Te basta con ser un caminante, un peregrino, un aventurero de la Resurrección” J.F.Moratiel O.P.

Con eso basta, con la fuerza del corazón para seguir siempre adelante, en la práctica del zazen, en la práctica cotidiana de aprender lo qué es el amor, de descubrir que lo somos.

¿Qué es una sangha? Es una comunidad de personas que

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El gran viaje

«El universo infinito está delante de tus ojos, infinitamente grande e infinitamente pequeño, no hay diferencia.»
Xin Xin Ming. Poema Zen siglo XII.

Los montes estaban nevados, las ovejas pacían en los campos verdes, los cuervos y las rapaces sobrevolaban serenamente los perfiles de las montañas, la lluvia caía incesante haciendo irreales todos los límites, que tan perfilados nos parecen. Una torrentera de agua transcurría perseverante por un canal de piedra, y cantaba, y no olvidaba su canción, ni los cuervos su melodía, ni las ovejas su serenidad; la luz tampoco se olvidaba de derramarse ¿y nosotros, que hemos olvidado nosotros? Hemos olvidado vivir. Hacemos un viaje de retorno a la vida, de retorno a darnos cuenta de la ausencia de límites, de darnos cuenta de que, fuera de los conceptos, todo es no-dos. Hacemos un apasionante viaje a la visión y vivencia de lo real.

El Sabor del café

Estaba preocupada esa mañana… esas cosas, tantas cosas que nos ocupan la mente, que nos parecen tan importantes que diríamos que es imposible dejar de pensar en ellas. Era un sentimiento que dolía, una carencia, una expectativa, da lo mismo, el caso es que bebí la taza de café, cabizbaja, en dos o tres tragos, y comencé velozmente a recoger los restos del desayuno, entonces lo vi, en ese sobrecito arrugado de azúcar ponía: El sabor del café , en letras claras y grandes, y de repente me di cuenta de que no había saboreado el café esa mañana. Quedaba un poco en el fondo de la taza y lo probé emocionada, porque intuía lo que iba a comprender en ese momento, gusté entonces del sabor del café, ese sabor concreto de esa taza, de ese día, de esa mañana, y era bueno, muy bueno, y me lo había perdido.

Nos perdemos el sabor de cada cosa si estamos aferrados a nuestros pensamientos, a lo que nos duele, a lo que nos hicieron, a lo que nos será difícil. Y lo que más me llamó la atención es lo bueno que Seguir leyendo El Sabor del café