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Semillas originarias

Suspiros de sol acariciando mi cara, acariciando mi corazón. Susurros de luz flotando entre las palmeras, sin siquiera rozarlas. El silencio de un aire dulce, cálido, madrugadora sugerencia de la esperanza que nos reúne en este nuevo encuentro. Una parada en el camino para compartir las vivencias, las experiencias, los dolores y las alegrías. La común-unión del pueblo Maya en Maní, Yucatán, acompañados, alentados y escuchados por hermanos y hermanas en este viaje de la vida provenientes de otros pueblos, de otras tierras. “Desalojos, desplazamientos, despojo de territorio y contaminación de semillas nativas en la península de Yucatán”, la agenda está cargada.

Un altar congrega a los participantes; flores, cocos, jícaras, velas, colores y vida en el centro de este encuentro que denuncia la muerte impuesta por aquellos que siembran miedo. Precisamente, un recordatorio del Chilam Balam de Chumayel, se hace presente, fiel testigo sobre una lona del evento; “Ellos enseñaron el miedo y vinieron a Seguir leyendo Semillas originarias

Calla y escucha…

Calla, escucha, y, sobre todo, siente, de qué manera el silencio se instala en tu cuerpo, mientras te aprieta entre sus vacíos brazos te asfixia y destituye. Vete tomando nota -si de verdad te atreves a seguir la dolorosa pero liberadora indagación- cómo el continuo crepitar del Misterio ahoga tu enorme miedo. Y sigue, sigue prestando oídos al zumbido del Fondo de tu origen.

Continúa el camino -aunque sea por rutas escarpadas- y detecta cómo, “eso” que llamas dios se manifiesta en la distancia y espera en la lejanía. Y de ese modo nos desborda y sobrecoge.

Pero persevera, experimenta en tus latidos el oleaje de tu sentimiento de inmensa carencia, el molde donde se troquelan las demás escaseces, la matriz en que se engendra la fila de indigencias que por tu cansada mente desfila.Y mira cómo, impaciente, deseas a cualquier precio aplacar tu sed, huir del vacío llenándolo de objetos, de objetivos de proyectos; para luego, como siempre, decepcionado, brincar de Seguir leyendo Calla y escucha…

Vaciarse de «Zen»

Un monje, y próximo sucesor de su maestro, preguntó a éste en el lecho de muerte:

-”Maestro, existe alguna enseñanza más que yo deba aprender de ti?”

-“No, respondió el maestro- me hallo plenamente satisfecho; sin embargo hay algo en ti que me preocupa bastante”.

-“¿A qué te refieres, Maestro? Dímelo por favor, para que de ese modo pueda yo corregirme”.

-“¿Sabes qué es lo que me preocupa de ti? –dijo el maestro-: me preocupa que sigas apestando a Zen-“

Ensō

La esencia del Zen -seré reiterativo- no tiene nombre, sobrepasa el mismo Zen, incluido su nombre. Cuando uno ha experimentado lo innombrable no puede adherirse a nada ni a nadie, porque nada y nadie -ni siquiera el desprenderse total, o el Vacío- pueden dar cuenta de ESO. Adherirse a las creencias y adherirse al Vacío, en tanto que adherencia, supone el mismo mal. La misma Nada, en su plenitud, rehúsa a ser venerada como objeto de adhesión. Y no hay palabras para poder explicar lo inexplicable. Será preciso, incluso renunciar al propio Zen. El desapego, cuando lo es, es total, incluido el deseo de perfección, que se queda vacío, y suprimidos tanto el individuo como su situación. Una experiencia de absoluta negación, donde sujeto y objeto se dejan diluir en la nada; tal es la más genuina expresión del Zen, que incluye su propia negación. La negación como un Seguir leyendo Vaciarse de «Zen»