Carta abierta a Emilio Botín

Emilio Botín insiste en la Universidad de Harvard: «España está en un momento magnífico». (Diario Público digital)

Esta escalofriante afirmación revela el brutal desprecio que profesa ante los pobres este pobre ser humano: una suerte de pauperofobia propia de quien, atrapado en el torreón del dinero, se torna incapaz de ver el sufrimiento que genera el modelo de ser y de vivir en el que fue educado desde niño. Nunca la insolidaridad del capital fue tan provocativa.

Tienes miedo, Emilio Botín. Y demuestras tenerlo en la misma medida en que lo provocas; miedo al necesitado, angustia ante su rebelión, terror ante lo que huele a sindicalismo, inseguridad galopante ante todo lo que no seas tú. Pero tus acólitos, directivos y ejecutivos viven para hacer rentable el miedo; para eso les pagas y ellos mansamente te obedecen. Porque el miedo, Emilio, forma parte de tu patrimonio armamentístico, es rentable: nombra jueces, obispos, ministros y presidentes de gobierno, controla periódicos, gobierna parlamentos y cadenas televisivas. El miedo, lo sabes bien, cotiza en bolsa. Aunque tu pavor más grande -y creo tu conciencia lo ignora- es el terror que padeces ante ti mismo. Algo existe en ti que no soportas. Por ello ves el mundo desde la orgullosa atalaya que enmascara tu vieja cobardía y desfigura la realidad que temes ver. Te has fabricado una colosal trinchera que, qué paradoja, a ningún enemigo de hondura tiene enfrente: quienes te reprueban no te temen. Saben que tu poder es efímero, que aunque sigas matando el capitalismo no tiene porvenir.

Botín, se está abriendo paso una nueva conciencia insumisa que no entra a vuestro trapo, que desecha, vuestros desafíos, que no envidia tu mundo sino que más bien lo compadece. Pasa de ti. Sal, salid, de vuestra trinchera, pues la de enfrente está vacía, no os tienen en cuenta, no os envidian. Y hasta os aman: sabemos que tú eres, Botín, para ti mismo el enemigo. Hundiendo te hundes, agrediendo te agredes; odiando te odias, vuestra miseria nos conmueve. Despierta, hermano, de tu violenta pobreza, que aún eres humano.

Produce escalofríos, si, el comprobar la incapacidad que sufren hombres y mujeres como tú, a la hora de responder a las invitaciones que la vida os proporciona cada instante para liberaros de la demencial falsa conciencia, de la torpeza del pensamiento unilateral con que tú y tus descerebrados centuriones queréis programar las conciencias y cerebro. Hoy que a la manipulación la llamáis marketing, y al capitalismo economía, los másteres universitarios que tus deudos patrocinan, desconocen que la sabiduría se halla en relación con nuestra disponibilidad para compartir más que para competir. Los que viven abiertos y desprendidos -los pobres y sencillos que tú ignoras- lo conocen mejor que los rectores de tus falaces escuelas de negocios, por muy católicas que sean las universidades que con tus dinero las gestionan.

Inventásteis una democracia liberal. Falaz libertad, donde pobres y banqueros, zorras y la gallinas, lobo y ovejas conviven (?) -decís- libremente. Pero la escabechina sucede cada día, aunque vuestro cobarde y orgulloso ego reprima el necesario valor de poderla ver. Ahí están los desahuciados, los marginados, los dependientes, que malviven en este violento momento que en tu arrogancia, Botín, llamas “magnífico momento”.

Con descarada altivez llamáis idealistas, románticos y otra lindezas, incluida la de utópicos, a quienes no nos adaptamos a la realidad organizada desde vuestra depredadora codicia, a ese desvivir que llamáis “vida”. Pero la única utopía es creer que quienes habéis instalado en el mundo el desorden establecido, este continuo asalto a mano armada que llamáis “crisis”, seáis quienes liberen al mundo de tal suplicio insoportable. Habéis perdido todo resquicio de credibilidad, la mentira de vuestro violento modelo ha colmado sus límites, y no tendrá más brotes verdes, porque ya no convencéis ni a vuestros propios súbditos. Sólo os queda la mentira y la violencia.

Pero, ya ves, Emilio Botín, en algunos, cada vez más numerosos, lejos de enraizarse el odio que provocas, florece la simple pena. Honda pena porque un pobre hombre como tú se considere rico, y, desprovisto de todo sentimiento de compasión hacia su prójimo, jamás haya comprendido qué es la vida más allá del dinero y se aproxime tan dormido hacia la muerte. No hay pobreza más grande.

Hermano Emilio, quien esta reflexión firma, no te está ni de lejos ofreciendo el moderno y rentable invento del Zen para ejecutivos (sic) diseñado para “entrenamiento de líderes empresariales” (sic) en cómodos hoteles maquillados de espiritualidad y diseñados por reconocidos maestros que relajan el sentimiento de culpabilidad que en el fondo os estresa y paraliza, esa codiciada “iluminación” puesta a vuestro alcance por el “módico” precio de 750 euros fin de semana.

Nosotros, en Bilbao os lo ofrecemos gratis a todos los pobres. Aunque la condición es hacerlo lejos de vuestras sedes empresariales, sino en el barrio donde trabajamos para todos los que quieran transformarse; y lo hacemos no para relajar la falsa conciencia, (no te asuste este término marxista, Emilio…) sino para intentar que la amplíes hasta que liberarte de la esclavitud que te encadena a la codicia, dejes de ser un peligro para la humanidad. Y para ti.

3 pensamientos en “Carta abierta a Emilio Botín”

  1. QUE VOY A COMENTAR, QUE ESTAMOS RODEADOS,DE PREPOTENCIA QUE NO TIENEN CONCIENCA HUMANA QUE LES IMPORTA UN BLEDO QUE NIÑOS NO TENGAN QUE COMER, QUE NO TENGAN COLEGIO, SI LO QUE QUIEREN ES GENTE INCULTA, PARA TAPARNOS LOS OJOS,Y SER LOS DUEÑOS DEL PAIS, PERO TODAVIA QUEDAMOS GENTE QUE SABEMOS PROTESTAR, Y QUE NO NOS PISEN——— TORRES MAS ALTAS CAYERÓN

  2. No hay duda que vivimos en un país en el que cazurro es sinónimo de adinerado, ya que el clan cazurro es muy grande e influyente en España, solo hay que ver a muchos gobernantes.
    El cazurro es un tipo de persona constante que si pierde la ética, tiene más peligro que un talibán y además en tve los sacan como triunfadores.
    A el sr. Botín no lo he catalogado todavía, pero después de refichar a Rodrigo Rato, empiezo a sospechar que le debe algo y ese algo quizás sea la gente que ha abandonado Bankia para irse al Santander y/o Banesto. Por supuesto que debe haber algo más.

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