Ese raro don que se derrama en cada instante…

Hice mía tu soledad, mío también tu grito de abandono, que caló mis huesos.
Ví una vez más que la ausencia, al vivirla tan dolorosamente hosca, se convierte en inequívoca señal de tu mayor presencia.
Aquel exceso de desamparo transformado en exceso de confiada apertura. Sí
Ah, ese raro don, que se derrama en cada instante en todo ser viviente, esa antorcha en la umbría que alumbra este dialogante soliloquio en la espesura de las noches.
Sí, ese raro don, que asoma entre las grietas del Vacío: mi desnudez, tan tuya; magnánima ceniza enamorada, la sola piel como único aderezo. Como ese raro don que brota al apagarse los sentidos, al aquietarse el cerebro y el pensamiento, cuando se extingue ese eco enloquecido…tan leve, tan suave, tan despacio, brotando igual que niño en hondo asombro….
R.R.

Música: Women of Ireland – Ceoltoiri

Deja un comentario