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Meditación para un verano

Circular veraniega

No se aparta la luz de quien no huye de las sombras…

(¡Cuánto se puede ver al no ver nada…!)

Ver fluir los instantes

como fluye el alba tras la noche.

Saber resistir el estallido de la umbría en plena luz

captando, y, si es posible, celebrando, la fluencia del Ser

en la entrelínea de las luces y las sombras.

Cuando el maestro interior toma las riendas de la existencia, se ve forzado el hombre a dejar toda posesión y posición logradas. Llegado a una determinada frontera, se plantea –y no sin sufrimiento- la disyuntiva de adaptarse al entorno o saltar al vacío. Este salto comprende a la vez la destrucción total y una nueva vida. Cuando el hombre tiene el valor de dar tal salto, desaparecen la disyuntiva y las fronteras. Todo es uno, Uno.

El primer contacto con la experiencia del Ser, no supone una transformación sin más. Para poder hablar realmente de transformación en otra dimensión, es preciso tener el valor de atender constantemente al sacrificio de la forma, morir y renovarse en cada instante. Ver, y seguidamente destruir lo caduco, para des-cubrir lo esencial que emerge renovado en cada momento.

La metanoia que aquí nos interesa – dice Dürckheim- pasa por la ruptura y destrucción de Seguir leyendo Meditación para un verano

La lección de la Vida

«Me ha sido arrebatada el alma, al igual que la cabeza, sin que mi ser pudiera hacer nada para impedirlo.»

Teresa de Jesús.

Cuando estamos inmersos en la desesperación es difícil verse con la distancia suficiente para entender porqué y para qué. Es más difícil aún aceptar que no hay que hacerse preguntas, sólo confiar. Pero el fluir de la vida no cesa. «El deseo de luz, produce luz» dice Simone Weil y con eso basta. Dice ella también: «Es realmente la luz lo que se desea cuando cualquier otro móvil está ausente». Por eso, ni siquiera hay que preocuparse de anhelarla, sólo precisamos quedarnos en esa desnudez de pretensiones, y ni siquiera tenemos que preocuparnos por eso, porque la vida ya se encarga de dejarnos a la intemperie. Dice Pablo d’Ors:  «yo medito para tener fe en la meditación», y creo que es muy cierto, que sólo es necesario entrar, como decía Teresa de Jesús en ese «castillo interior», lo demás se nos da por añadidura.

Este texto de Suzanne Zuercher me ayudó a tomar distancia y como el vuelo del águila verme con una mirada más amplia y compasiva.

Alicia Martínez

PROCESO EVOLUTIVO DEL SER HUMANO

Suzanne Zuercher

La espiritualidad del eneagrama. De la compulsión a la contemplación.

Si emprendemos el camino hacia nuestra plenitud por el sólo hecho de controlar el proceso, habremos asegurado su fracaso. Para llegar a ser una persona completa, necesitamos volvernos contemplativos, estar alertas y conscientes de nuestra realidad interna y externa según se nos presenta momento a momento.

La primera tarea de la vida

El paraíso en el que empezamos

«Ser amado es un derecho adquirido por nacimiento. La boca está programada para coger el pecho; la piel reclama su derecho natural a ser tocada; el corazón permanece tranquilo al latir al unísono con otro; las manos se proyectan en un mundo presumiblemente amistoso. Todos suponemos que este espacio estaba preparado para nosotros, nos da la bienvenida y se regocija con nuestra llegada. Crecemos con una fortaleza exactamente proporcional a nuestra confianza.»

Sam Keen

Este inicio nos produce la sensación de que somos importantes y valiosos para alguien. Como Adán y Eva también nosotros queremos ser independientes. Podríamos decir que queremos (y también necesitamos) desarrollar nuestro propio yo, nuestra personalidad individual. Esta urgencia por actuar por nuestra cuenta es una fuente de energía vital. Alguna parte de nosotros mismos de vez en cuando desea un Paraíso, incluso aunque sepamos que la vida nos llama hacia la responsabilidad personal. Sin embargo vemos que dirigir nuestras propias vidas es algo necesario para vivir. ¿Qué es lo que transforma nuestra existencia protegida y cuidada en algo no deseado?

Organizar la realidad por nosotros mismos libera y responsabiliza, pero también decepciona. Sufrimos un error fundamental y necesario, una vida que asegura la formación de nuestro propio yo. Ese error básico consiste en Seguir leyendo La lección de la Vida

Situarse allí

Situarse allí, al declinar la tarde, en nuestra recuperada dimensión de sinceridad, cuando el sol, apoyado en el pedestal de luz de los postreros cúmulos, esparce su dádiva secreta troceando en mil haces su energía quebrada y repartida. Situarse Allí, en el declive vespertino, donde la soledad ha dejado de doler.

Y morir así, entregado y entregando, dando y esparciendo, fundida en la Unidad nuestra ya lograda forma, al par que la tarde se inclina de rodillas ante su propio ocaso, allí donde Dios se muestra como disco incandescente en su eterno devenir.

Situarse allí, donde no hay allí, en la inocencia innata que nos es propia; arrasando cualquier imagen o vestigio de memoria; dejando a un lado el hacer, ejerciendo el sólo ser del Ser.

Situarse allí, abolido el tiempo, donde la realidad se aprecia fulgurante cuando los pensamientos se Seguir leyendo Situarse allí