Cumplido su viaje, ha caído de la rama como las mismas hojas, seco y dócil. Un golpe sordo de plumas y de huesos en lo recóndito del día. El que a fuerza de liviano se hizo uno con los aires, con qué mansedumbre se da a la tierra. Doblar así, sin resistirse, como el pájaro y las hojas, como el que siendo nadie fue la vida que vive y muere.
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