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Tú, Aliento enamorado

Tú, Aliento enamorado; Tú, maternal Padre, que, amando, en tus candeales senos me diluyes y contienes; Tú, sangre de mi sangre, que latiendo en tus latidos, me tienes y mantienes. Tú, Vida de mis venas, que en las albas me recibes, y en las noches me sostienes. Tú, Unidad incombustible, que a terrenal carne y a vida eterna sabes; la que, ahora, muy a deshora, ya cansado, y por tu amor estremecido, me inspiras la dicha sin palabras de cantarte este canto agradecido.
Tras el antiguo amor del corazón del Padre Bueno, el que siempre añora
el hijo pródigo cuando retorna tras la aldaba de la casa….
Sus harapos, aunque más dorados que el imperio del hermano envidioso, no cubrirán el frío que al anciano padre obliga a abandonar su puesto de vigía.
Siempre me esperaste, Abba, a, mí, tu hijo, al despuntar el alba. He aprendido tu lección. Por eso, yo también me apresuro a perdonar, ¡que se tornen en carne los corazones de piedra, pues el viento es gélido y el día ha declinado…!

 

Rafa Redondo

Música: Autumn Leaves – Eva Cassidy

 

 

 

 

Scio cui credid

 

Al aproximarse y ver la ciudad, lloró por ella y dijo: si conocieras tú por fin en este día el camino de la paz…mas ahora queda oculto a tus ojos, porque sobrevendrán tiempos malos, te cercaran tus enemigos…
(Lc, 19, 42)
Te aproximaste a Jerusalén junto a los tuyos. Y al llegar a la cima desde donde se divisaba la ciudad Santa, sentiste un temblor escalofriante sobre tu piel, la contemplaste ensimismado, emocionado. Y todo ello ante el escenario de un duro final que jamás rehuiste.
Ante Ti la bella ciudad del Templo, con sus muros, sus palacios, su historia; toda ella bajo tu mirada…. Y, no pudiéndote contener, rompiste a llorar.
Me llama la atención, compasivo Maestro, que no fuera el duro final que preveías el que arrancara tus lágrimas, sino la suerte de aquellas gentes…
Mascabas ya la soledad más hosca que adivinabas y a la que también te adelantabas; pero la tuya, Jesús, era una soledad enamorada. Tú eras y eres –lo sé muy bien- quien consuela y acompaña a la soledad de los más solos…
Por eso, por todo eso, vuelvo a clamar: scio cui credidi: sé de quién me he fiado.

 

 

Rafa Redondo

 

Música: Trio Mandili – Guli´s karebi

 

 

 

El cincel de la Vida

El cincel de la Vida
ha esculpido en tu rostro su poema;
y se asienta, amoroso, ya en tu cuerpo
como impronunciable verbo
que se deja decir en tus decires
expresando en tu carne su gesto irrepetible.
Para que tú,
inconfundible ser, también anuncies Vida
y la pronuncies por doquier sobre la Tierra.
Sin embargo, y tenlo en cuenta,
podrás, también, mentirte, enmascararte,
o hacer ficción de la Verdad
que en cada instante te convoca,
o pasarte a servir a oscuros centuriones
del miedo, de la muerte y la mentira.
Aunque ten por seguro, te aseguro,
que la Realidad acabará desmintiendo a las caretas,
que hasta las piedras del camino se harán oír
clamando las verdades que albergan sus silencios
a las que sólo la Bondad sin rostro les responde.
Rafa Redondo

Múisca: Eva Cassidy – Fields of Gold