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¿No es acaso eso la misma eternidad?

Nadie podrá arrancarme la ilusión
de soñar que ha existido esta mañana,
que el tiempo se detuvo.
Retengo aún tu mirar
escucho aún tu sonrisa…
Mas por qué habré de soltar, me digo,
ese tiempo sin tiempo…
¿No es acaso eso la misma eternidad?
¿No es, acaso, el Todo lo Uno atemporal?
Amar
viviendo un gran amor
a corazón abierto,
sin sufrir miedo ni vergüenza
a la hora de mostrarlo…

 

Música: I will find You – Clannad

 

…Cuando el gong suena…

«Cuando al fnal de la sentada en silencio suena el gong, es preciso saberse mantener en esa temperatura psíquica de la atención, adquirida mientras permanecíamos durante la sentada, sin desconectarse de la verdadera realidad. Tan importante como sentarse es saberse levantar sin perder esa forma transparente al Ser que sólo la contemplación proporciona.
El engaño del ego no es otro que el decirse a sí mismo algo así como «ahora hay que volver a la realidad».
Lo cierto es que la realidad no entiende del dualismo antes-después, ni de sentado-levantado, porque la Realidad, que es una, se mantiene y es consustancial a nosotros en todo momento, nos habita.
Saberse levantar de la sentada equivale a no perder la consciencia a lo largo del día de ESO que late en nuestras entrañas: nuestro verdadero Yo, nuestra verdadera Naturaleza, el Ser.»
R.R.

 

 

Música: Behind the waterfall – David Lanz

La experiencia del Ser

La experiencia del Ser siempre va unida a la conciencia de una Fuerza que nos habita, una plenitud que, de forma inequívoca, alcanza nuestras células y que, por consiguiente, se siente y percibe en nuestro cuerpo como Fuente de Vida. Y ocurre, lo sé bien, incluso en los estados de mayor fragilidad. Ella, la maestra fragilidad, nos cura de toda suerte de la altivez.
No se trata de la fuerza que nace de la voluntad del yo, que provoca distancia y separación, no: la Fuerza a la que aquí me refiero nace de una dimensión inefable pero real que, lejos de separarnos del mundo, nos ata a él con un abrazo, teniendo su origen en la unidad universal de la Vida. Una Fuerza, que, paradójicamente, suele muchas veces aparecer, vuelvo a decirlo, en los instantes en que nos hallamos más desposeídos.
La meditación nos coloca en contacto con esa Fuerza. Ella misma es esa Fuerza que nos conecta con lo más íntimo de nuestra intimidad, con lo Uno, más allá de las fauces de la muerte, porque lo que realmente somos no conoce el nacimiento ni la muerte.

 

Música:  The tao of Love – Vangelis