Maya Haizea

Alejandro Aslhey es un maestro de la Sangha Ipar Haizea, antiguo funcionario de la Unesco, donde tenía un gran porvenir, hoy residente en Yucatán. fué, junto con su compañera Xixili, uno de los líderes del moviviento de indignados, y uno de los escasos maestros que con toda claridad crítica y activa lucha por los más desfavorecidos.

Le conocí en mi «oficina» del Hotel Indautxu, me refiero a la cafetería, ante unos centímetros de te rojo. Alex lo dejó todo porque, según sus palabras, despues de su experiencia como miembro de la Unesco, él no queria emplear su vida en «colonizar mentes» (sic). De ahí su interés por la práctica liberadora del Zen.

Alex, nos acompañó muy activamente durante la «epoca nómada» de nuestra sangha» en Bilbao y sus alrededores, y aunque su residencia en México va para muy largo, el corazón, que ignora límites y puntos cardinales, mantenemos muy viva nuestra relación, honda amistad, y, sobre todo, nuestro vivir meditativo en el corazón del Mundo. Por todo ello, he considerado la carta de este gran amigo lo suficientemente importante como para ser «colgada» en nuestra Web.

Con ella quiero plasmar mi reconocimiento a todas la personas que, aun teniendo miedo ante los que siembran miedo,  luchan por la justicia y la dignidad, liberando sus mentes y su lenguaje de los esquemas neoliberales.

Rafael Redondo

MAYA HAIZEA

Hace poco el gobierno de México y el gobierno del estado de Yucatán anunciaron un festival internacional de la cultura Maya. En realidad poco tiene de maya, más bien es una mezcla de esoterismo new age maya. En cualquier caso, hubo una reacción desde el Pueblo Maya, una reacción que desde hace años debía surgir. Y ni sé cómo, aparecimos Xixili y yo a la primera reunión, y sin saber de que se trataba (solo sabíamos que era un llamado a un festival independiente Maya), de repente nos sorprendimos. Un honor que la vida nos haya puesto allí, aquí. Te mando mi escrito (Mayab de la abundancia; Cha ́anil Kaaj) y una nota de la primera rueda de prensa que organizamos: México: Cha´anil Kaaj, la fiesta del pueblo maya.

Mayab de la abundancia; Cha ́anil Kaaj

Tierra abrumadora, delirio de poetas; esos que escriben versos con cada paso, que sienten la prosa en cada respirar. Mayab de la abundancia en el que la magia no es un acontecimiento, sino un instante, a cada instante. La vida desborda a la razón que se rinde ante los sentidos, esas antenas de conexión cósmica que le llevan a uno a ser con el presente, con el agua, con el viento, con la vida, con el palpitar de una serena y silenciosa tierra, que habla a gritos desde susurros de sabiduría.

Instantes eternos

Ser con un cenote escondido en los montes de Pishya. Entregarse con respeto y solemnidad al sentir profundo que flota en la caverna de agua. Ecos del recuerdo vivo, del presente que se escucha entre los cantos de un pájaro Toh. Árbol de la unión, que cuelga sus raíces al submundo, ese que trepa en forma de agua hacia las ramas, que lloran la dicha del fruto, ojo del árbol, observador del sol, que entra por la ventana en la tierra, para iluminar las aguas en el reflejo que brota desde el fondo. Sumergirse entre el sol de abajo y el sol de arriba, ser el conducto por donde se evaporan las aguas para deshacerse en espirales de gotas que flotan hacia la luz.

P1010676Ceiba sagrada, recuerdo del amor, del amor que somos. En la recta final de la época seca, como alentando esperanzas, la Ceiba desprende sus algodones que acarician las tierras en un beso que recuerda la abundancia de la paciencia, la paciencia que abunda en esta tierras.

Estos instantes eternos, sentires que me atraviesan en una tierra que me lleva a vivir el presente. Tan abundante que en cada paso se vive el acontecimiento, se es poesía, palpitando, palpitante. Y así, sintiendo el palpitar, escuchando los latidos profundos del sentir, nos encontramos en el Mayab, Xixili y yo.

Al poco tiempo de llegar, por casualidad, o por causalidad, nos encontramos con un regalo, inesperado, pero anhelado. La confluencia de una energía que se vio materializada ante la urgencia de expresar y de vivir una cultura, a través de una humilde pero firme propuesta; Cha ́anil Kaaj (la Fiesta del Pueblo). La cultura Maya actual, del presente, ¿qué otra podría haber? Sí, la presente, la que tiene un largo legado y pasado, usurpado por los poderes “colonizadores”, y que conforma el recorrido de lo que es hoy esta cultura. ¿Acaso cada nueva hoja de una planta no nace de la hoja más joven? Un proceso cíclico, pero que avanza, que sigue alcanzado el cielo, sin olvidar sus raíces, porque de ellas se sigue sustentando.

¿Regalo anhelado? Sí, un “presente” que sentimos y sin saber cómo (aunque quizá en el fondo sí) nos vimos tomando parte de una cultura viva, la cultura Maya, la expresión de un pueblo que reclama su derecho a expresarse, a tomar parte libremente en la vida cultural del país en el que habita, de la vida cultural del mundo, del universo, y así dar voz a su pueblo, discriminado desde hace tiempo, además de brindarle la dignidad que le corresponde, la dignidad que en todo ser humano habita, por el mero hecho de ser vida. La chispa de Cha ́anil Kaaj llega con un “basta ya” inicial por la indignación de que el anunciado “Festival Internacional de la Cultura Maya 2013” no se organizara teniendo en cuenta auténticamente al pueblo Maya. Un festival que persigue un enorme lucro económico a través de un turismo masivo, usurpando y maquillando una cultura a su antojo, sin una consideración sensible hacia el pueblo Maya. Un festival-­espectáculo, oda al turismo‐folclórico.

Así, como si de magia se tratara, los sentires confluyen, y ante la propuesta de organizar una expresión auténtica del pueblo Maya, se da la unión, el encuentro de personas que durante años han anhelado la posibilidad de una expresión profunda y sincera de su cultura, una revitalización de las relaciones del pueblo Maya, la posibilidad de disfrutar de sus derechos y de los recursos que les rodean y así vivir, de acuerdo a sus principios y en armonía con su entorno, en la abundancia que a todo ser le corresponde. Esa abundancia que es la vida, que es el Mayab, y que durante largos años se le ha negado al pueblo Maya, al menos hacerlo de acuerdo a su cultura, sus sabidurías y a su ética.

Cha ́anil Kaaj, no es sólo una propuesta de un festival, es el llamado de la dignidad a proponer alternativas de vida en esta sociedad colonizadora y depredadora. Alternativas que siempre han sido, y que precisamente han estado presentes no sólo en la cultura Maya, sino en la mayoría de las culturas de los pueblos originarios (incluso de los europeos). No se trata de volver a un pasado, a un tiempo mejor, sino de alinearnos con la vida que somos, de encontrar el equilibrio, de unir cielo y tierra, de caminar sin dejar más huella que el aroma de nuestro respirar.

Cha ́anil Kaaj, la oportunidad de ofrecer un renovado y revitalizado caminar. Un caminar que se hace de manera espontánea, que no organiza la vida, sino que se deja organizar por ella. Un caminar generoso y abierto, que no reivindica sólo lo propio, ni reclama espacios exclusivos, más bien crea, construye, comparte. Un caminar que es paz. Sin ser Maya he sido acogido, arropado, y así, he entendido la oportunidad que es Cha ́anil Kaaj. Una oportunidad esperanzadora que además tiene una gran responsabilidad, ofrecerle a la sociedad actual el recuerdo de su origen, el recuerdo de cómo caminar en común-­unión, entender de nuevo el camino del equilibrio y la dignidad, en el que quizá, por fin dejemos de ser la única especie que deje de pagar por vivir en el planeta.

Me siento honrado de que la vida me haya dado la oportunidad del encuentro con un grupo de personas que han abandonado el protagonismo, que entiende lo que es ser “orgánicos”. Un grupo que se entiende en su identidad Maya, pero que sabe que conserva los mismos mensajes y sabidurías que otros pueblos.

Un vez escribí: “Nos da miedo darnos cuenta de lo que realmente somos, ese blanco provocado por el mestizaje de todos los colores llevados a su esencia. Al igual que el arcoíris, mostramos nuestros diversos colores culturales, pero esas diferencias solo embellecen al mundo que ofrece testimonio de la esencia de la que provenimos; Esa luz blanca infinita que nos atraviesa, que somos, y que cada uno refracta según donde haya nacido, o donde haya caminado. Cada color es una impresión de la esencia sobre diferentes formas, las cuales se encuentran, siempre, en ella”.

Cha ́anil Kaaj, surge de un grupo que entiende su unión con el cosmos y la tierra, pero que lo comprende desde su lugar, desde su historia, desde su presente, desde el cenote, desde la ceiba, desde el maíz, desde su raíz Maya que dará los frutos que alimenten a su pueblo y su dignidad.

Profundamente agradecido.

Alejandro Ashley

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