Gesto en Saibigain

Nuestros brazos, apéndices del tronco, hoy se alzan al viento como ramas despojadas. Manos vacías, derramadas de uno mismo hasta el horizonte sin costuras. Cercana lejanía. Se extingue la noche al alumbrar su aurora. Es preciso quitarse de en medio, extinguirse, como condición de un gran alumbramiento. Indestructible fragilidad temblando en los destellos de lo oscuro. Fulgor en la fragua de Urkiola amanecida.

Se desvela el numinoso estruendo de la oquedad del Dios Vacío y esculpido roquedal. Manos alzadas, que no aferran, que sueltan y conceden; manos como pies, que desandan sus propias huellas; manos del manantial, silencio inmóvil del ser de los vacíos, el que hacia arriba llueve su desnuda lluvia. Manos como cuencos, despojadas, que se desconocen. Alma del alma de la carne abierta y fluyente de unos dedos sin orillas. Cuánto Dios asoma entre las grietas de las palmas. Y de las rocas.

Flor de la alborada, la que la encendida noche ha dado a luz, porque la luz se oye: un silencio se abre a otro silencio. Cuán acompañado y solo estoy en las alzadas manos que arañan las fronteras del aire. Manos abandonadas a los vientos, sin sujeto y sin memoria; tajando el cielo en la meseta amanecida. Extraño soy en esta alba desnuda que tan dentro aflora, donde despunta lo más propio tan lejano a toda propiedad. Ver la lejanía en los adentros como un misterioso des-nombrarse alzado al Infinito. Noche de luz en el corazón de las sombras, vestigios del relámpago de todas las auroras.

Mirar pasar el viento viendo sólo viento, sólo silencio y ausencia de silencio. No es noche ni es mañana, ni es hora ni es deshora ni es aurora. Sólo es Ser. Nuestra auténtica Patria.

Lágrimas fertilizantes resbalan por las rocas de Anboto, vertiéndose en la tierra amanecida. Silencio en Saibigain, frente a Urkiola, la más humana estrofa, tan indescifrada, hermosa y olvidada.

ROCA QUEBRADA

Para mostrarse, el Ser se abrió en su grieta.
Hondo abismo en la luz, halo inflamable,
trasmutado ya en Dios verificable,
hecho hoy de magma y roca y surco y veta.

Cómo te filtras, luz del alba quieta,
horadando la piedra impenetrable,
cómo susurras, Ser, viento indomable,
huracanado corte de saeta…

Un simple tajo, no es (para un poeta)
un inocente corte: es acogida,
es lumbre, hogar, soneto en rima prieta.

Brocal del fuego, llama estremecida,
aliento pedernal, canto de asceta
anunciando la luz de amanecida.Anboto desde Saibigain 02

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