Conexiones

La mente racional no lo refleja en su pensar, pero cada célula sabe lo que le pasa a cualquier otra célula del cuerpo, en tiempo real. No sabe explicarlo, y no sabe que sabe, pero lo sabe. Cada molécula, cada átomo es imprescindible para que el conjunto sea reconocible como conjunto, y a la vez muere a cada instante para permitir la constante renovación de la vida que, sistémica, orgánica y libre, da sustento a esa imagen mental que llamamos conjunto, para poder expresarnos entre partes. Para poder integrar el lenguaje y el conocimiento en el organismo, y así dejarnos caminar en ese proceso evolutivo del que somos actores y espectadores al mismo tiempo, eso que llamamos tiempo, presente sin badenes.

Ipar Haizea se conoce a sí misma por sus partes, las que miran y miran para des-cubrir que lo son gracias al todo. Y en la genuina particularidad de cada célula se puede reconocer y poner nombre a los otros y otras para compartirlo. Y poner también nombre al conjunto, para que la mente acompañe acompasada a lo que, sin palabras, de sobra conocen vientre, manos, pies, y corazón.

Y como la célula conoce a las otras del mismo cuerpo, pero también vibra con las del mellizo aunque el devenir les haya separado en el espacio (ese espacio que solo existe en la imaginación), es también imaginada la distancia.

Las células de Ipar Haizea no sólo danzan en Bilbao. Las voces cantarinas de María y Alicia resuenan en Sevilla. Sopla salvaje el Levante, con Vicente Gallego en Valencia. Sereno y cuidador, como un hermano mayor, y tierno como una madre el maestro Pedro Vidal, quién sabe si en Murcia, quién sabe si en Japón. También con viento cambiante de Bilbao, Mallorca o Katmandú, el hermano de camino Jo Shi Gorkarnaprasad. Oscar en Gazteiz, el maestro David Brazier en Londres, el maestro Celso Navarro en Canarias. Suena en nosotros el canto del tzutzuy y el ajolote de Yucatán, a través de nuestros tímpanos en México, Alex y Xixi-Li. En Navarra verdea el fulgor de María y de Juan Annuncibay, y otros en otros lugares y otros tiempos, como Andoni y Satur. Y allá donde una parte de nosotros esté, está el conjunto vibrando con el mismo son, sonriendo bajo la caricia universal de la Vida que no conoce de distancias ni lapsos, tan solo de Ser, descubriéndose a sí misma, divertida y asombrada de su propio Amor.

Inspiramos vuestra exhalación, espiramos vuestro inhalar. En el todo y en la parte, nos dejamos respirar, nos dejamos sostener, nos dejamos abrazar.

Gasshõ.

Por cualquier camino que se suba a la montaña, La luna que se divisa desde la cumbre es la misma.
Por cualquier camino que se suba a la montaña, La luna que se divisa desde la cumbre es la misma.

Un pensamiento en “Conexiones”

  1. Pablo, tu texto -no tan tuyo ya-; el regalo-palabra que gracias a tí se ha dejado decir y sonar desde el tronco de tu tierno teclear, nos anima nos hermana, nos humana. Y pone alas para levantar vuelo hacia ESO, que en tu palabra hace verso al Universo. ESO que en la sangha habita y -como tan bien dices- se extiende de Rekalde a Yucatán….

    R.

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