…y deja caer las hojas muertas…

 

Nadie sabe, pues nunca lo aprendió, en qué consiste eso de
saber caer. ¿Dónde se hallará el terapeuta para esta globalizada
incapacidad?
Ellos, los centuriones de Mammon, en sus
universidades y empresas, nos capacitaron para competir, no a compartir; nos capacitaron para
trepar hacia no se sabe dónde. Pero hoy nos toca aprender los
movimientos de bajada. No sabemos hacerlo. Y eso mete mucho miedo.
El pánico es rentable para la eterna minoría, el miedo paraliza,
cotiza en bolsa. El riesgo tiene una prima. la prima de riesgo. Pero las hojas,
confiadas, nos enseñan a desprenderse de su temporal cobijo.
Saben de una Unidad no globalizada, comprenden que existe
otra conciencia, otra forma de sentir, otro modo de vida, otro modo de ser acorde
con las raíces del Ser.
Las hojas, sabiendo morir, saben des-morir son maestras de la vida; nos enseñan a olvidar al árbol que les dio seguridad,
nos enseñan confianza y valor más allá de los dualismos de la vida y de la muerte.
R.R.
Música:  The gaze of the West – Wim Mertens

 

 

 

 

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