Todo buscador inicia…

 

Todo buscador inicia su camino espoleado por la añoranza de su verdadero origen, el sufrimiento de sentirse repatriado en las sórdidas estepas de ese exilio llamado sentido común. Esa es la raíz de su nostalgia…
Alumbrados, quizá deslumbrados, por las sombras del límite, ahí está el final, y el comienzo y la cuna de una gran nostalgia de otras fecundidades. Más allá de las trampas que hemos inventado debajo de las formas que no logran arañar los cielos…
El tiempo, recorre los vocablos, persiguiendo, quizá, otros clamores distintos, otros verbos sin voz, otras voces sin tiempo, otros espacios sin anchura. La estepa sin testigos, abierta a un final sin final, a un comienzo sin comienzos.
Las palabras, a su vez, persiguen un espacio que nunca tuvo espacio, y un tiempo que está fuera del tiempo
R.R.

 

Calmar la prepotencia
la que nutre de halagos,
la que, en los desvanes de la mente
nunca logró asir
sino a locos fantasmas
que el cuerpo sobrecogen
y la razón embriagan.
Conviene recordarnos
que el tesoro interior que nos fue dado
no nos corresponde,
jamás lo fabricamos,
y cuán largo es
este sagrado don:
gozar de la ocasión de ser Humanidad
y en la sufriente Tierra, cumplirnos como humanos.
Ese caudal, que como el vino,
tan gratis se derrama, desparrama
y se alberga en la entraña de tu fondo.
Y en esa tu interior bodega paciente espera, y más espera,
el golpe de timón
que vanidad derriba
y alabazas perfora.
R.R.

Cuando sabes quién eres – Eckhart Tolle

 

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