…Oí desde él Tu aliento…

La tragedia no es morir, sino el des-vivir de vivirse como una forma determinada por el tiempo. Pero aunque mi fondo natural es atemporal, mi forma temporal es una manifestación sagrada del Universo, templo y manantial de la Fuente de la Vida. «Dios -clamó Saramago- es el silencio del universo, y el ser humano, el grito que da sentido a ese silencio».
Rafa Redondo
Fue a través del cuerpo
el cuerpo que nos habla.
Oí desde él tu aliento.
Se descorrió el velo de los ojos…
Y en el Silencio entendí
que nadie te arrancó la vida,
Fuente de Vida:
te adelantaste tú a donarla,
libre,
conscientemente,
amorosamente…
para que tú y yo viéramos claro.
Ahora, aquí, lo escribo.
Rafa Redondo
Es lo Real lo que imperece, inmóvil.
El resto es envoltura yerma.
Cuando de exclamar tanto yo y yo, y más yo, al fin me canse,
la abierta gratitud será mi carne.
Rafa Redondo

 

Música: Cocanha – jamei jo non verei

 

 

…Y seguir tus pisadas…

Dejar que el viento sople
allá en la pulcra línea
que van abriendo tus pisadas:
surcos, limpios como una estepa,
que allanan mi camino,
en su incansable afán
de perseguir tus huellas.
Y dejarme mecer,
o incluso estremecer,
por el reclamo de tu eco
hecho susurro o huracán.
Dejar que el viento sople, sí,
que sople donde quiera…
Dejar al Ser que sea Ser,
barriendo ese pesado lastre,
de las plomizas toneladas de humo acumulado.
Dejarte, Ser que seas mi ser,
el tuyo, suyo, el de ellos…
hacer polvo el papel, el rol del Señor Don.
quemarlo en el placer y en el dolor
de solo ser, de serme y serse y seguir siendo
sin más fronteras que el aire enamorado del sendero.
Y seguir tus pisadas
ligero de equipaje,
sin más corbata que la piel…
mientras mi frágil cuerpo aguante.
Hasta el fin del camino.
Rafa Redondo
Ahondando en tu distancia
es cuando te presiento más cercano,
y siento en mis entrañas
esa espesa bondad que nunca engaña…
Como el imán del Ser
a tí me arrastra tu presencia
ahora que te ausentas…
Rafa Redondo

 

Múisca: Max richter – On the nature of daylight

 

Y el amor devenga humor…Todo es Gracia

 

Pese a la compañía nocturna de la maquinita de respirar -nos vamos haciendo amigos- he vuelto a soñar que me adentraba, aún más y más, en el cuerpo evanescente del devenir de mis células. Y en ese lugar ignoto, me aconteció que eso que llaman la vejez, iba barriendo de mi memoria todo aquello que aprendí a lo largo de mi estancia en el tiempo de la tierra.
Comprendí el sentido del no saber, que llaman deterioro; la razón del no poseer y des-prenderse, así como el significado de la progresiva ausencia de poder y potestad sobre otros que en algún pequeño tiempo hube de experimentar en mi vida profesional, incluida la clarividencia de una suerte de amnesia en cuanto a las referencias que creí fundamentales a lo largo de gran parte de mi vida.
…Y llega un momento en que des-cubres, que tu latido en absoluto te pertenece, que alguien- la Vida- late en ti y por ti. Y, por si fuera poco, sabes bien que no estás loco. Y tanto la ceguera de los velos como la angustia de lo des-velos comienzan a caer y remitir durante momentos privilegiados guareciéndote en el abrigo de tu más hosca desnudez. Todo eso lo vives como quien experimenta la hermosura de creer en la luz en plena noche, la presencia en la ausencia, el cobijo en la intemperie, el arraigo en el desarraigo y el asentamiento en las fronteras del aire.
Y entonces –qué curioso- comprendes, y disciernes, el porqué El Manantial de Vida cuya intencionalidad nos rebasa y rebosa, prepara para el anciano un tiempo sin tiempo y un lugar fuera de lugar, donde des-nudo, (libre de todo nudo) de las pesadillas del pasado y las angustias del futuro, se adentra en un presente que es Presencia que le inunda y plenifica. El cuerpo lo delata. Es cuando el llamado abuelo se juega todo a una partida; es cuando puede –de él depende- devenir en sabio, puesto que esa plenitud pertenece a quien ha pastoreado su vida siendo consciente de que la aventura del vivir, si de verdad es aventura, entraña el riesgo de perderse. Y hasta el perderse es ocasión de gracia.
Pero merece la pena de las penas. Porque es liberador sentir la vida en plena muerte. Y aún más: comprender que ambas son lo mismo. Entonces, puede que ocurra que en vez de morir de miedo, resucitemos sonando en la sonrisa. Y el amor devenga humor.
Todo es gracia.
Rafa Redondo

Múisca:  Bill Okay & Micheál Ö´Domhnail – The 19 A (Nightnoise)

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