El esplendor de la nada en su humana plenitud…

Francisco, habla a las golondrinas y permanece con los lobos. Se reúne con las piedras y organiza coloquios con los árboles. Habla con todo el universo porque todo tiene potencia de palabra en el amor, porque todo está dotado de sentido en el amor insensato.
Francisco de Asís, cuanto más desasido, más hermano se sentía, por lo que jamás quiso poseer, ni apegarse, ni aferrarse a otra entidad que no fuera la Dama Pobreza, entendida como un modo de ser y estar que permite que las cosas sean , que las personas sean y que el mismo Dios sea, pues conoció con clara y distinta lucidez que el afán de posesión es el gran obstáculo para establecer la fraternidad en el planeta.
el Bajísimo de Asís se hizo Altísimo a través del valor y confianza de quien conoce en sus carnes la Presencia que nace de la Ausencia. Bajísimo y Altísimo, como la vida y la muerte, son la misma cosa que sólo atestigua quien, como Francisco, el abismo de dolor asumido le encarama y le hace cumbre. Incluida La cumbre del monte Alvernia, donde vivió los éxtasis y estigmas, y la crueldad de sus hermanos cuando al bajar, le impidieron entrar en el convento, empujándole a la intemperie helada, entre insultos y bastonazos. Así se portaron con Francisco los primeros franciscanos, lo que no impidió que, al comentar este cruel episodio el Bajísimo dijera de él que “ahí reside la perfecta alegría”. Luego, la institución vió la utilidad de que este loco abyecto fuera proclamado santo. Un indecoroso decorado que maquillaba el desorden de la Orden devenida PARTE DE ELLA en establo establecido. Los místicos han sido y serán siempre la antípoda de todo orden y Orden. Reconocimiento de santidad que a Francisco le traía sin cuidado. No fue casualidad, que un siglo más tarde el Maestro Eckhart, con la voz hecha grito. pidiera a Dios que le liberara de Dios y otros dos siglos adelante Teresa de Ávila exclamara: “que Dios nos libre de los santos…”.
¿Valió esto la pena? Siempre, escribió Pessoa, vale la pena cuando el alma no es pequeña.
Y no es pequeño quien, aun viviendo en sus carnes las contradicciones del ser humano y animado por su fragilidad indestructible, es capaz de ver la hermandad que anida en el alma humana, el sueño de Fraternidad que late en la más profunda vena de la creación, el sueño de Francisco. Sólo quien con valor afronta la quemadura del fuego, sabrá después llamarle Hermano Fuego. Sólo quien en la más hosca soledad ha seguido mirando y admirando la luna en la intemperie de la noche fría, sabrá posteriormente llamarla Hermana Luna. Sólo quien ha paladeado la eternidad muriendo antes de morir, sabrá más tarde llamar a la muerte Hermana Muerte.

Jesús llamó Padre a esa ternura innata que todo ser humano alberga y es capaz de sentir si se vacía de dogmas, de estructuras, de programaciones: una conciencia de ser, y de vivir y ser vivido, en la que las personas pueden hallar su sentido no porque sean católicos, budistas, musulmanes o ateos, sino por el hecho simple de haber nacido. La experiencia de albergar lo divino es un derecho de nacimiento, sin mediadores ni remediadores, sin ritos ni rituales. Es más cuanto más des-poseído de poder soy, más consciente puedo ser de esa verdad que en cada ser habita e interpela.

 

Rafa Redondo

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

se inicia con la confianza en la nueva cercanía de Dios que Jesús trajo y transmite con su presencia.
Francisco de Asís, el segundo Cristo, tampoco cabe en organización alguna, incluida la franciscana. Se comprobó en el siglo doce y lo estamos viendo ahora: su estilo de vida liberador destroza cualquier intento de adaptación, por muy disfrazada de modernidad que se presente. Aquí y ahora, modernidad equivale a neoliberalismo y la profundidad de los verdaderos maestros es la daga que atraviesa la falsedad de quienes quieren servir a dos señores, que son plaga.
Aquí ser original es sinónimo de raro, pero la vida, nada tiene que ver con las organizaciones que hemos montado. Y los que sugieren la Vida, son puestos en tela de juicio, juzgados, orillados, como los sin techo, como Jesús y Francisco, que son plaga
Los primeros hermanos de camino de Francisco, como dice Tomás de Celano, eran efectivamente “menores”, sometidos a todos: buscaban el último lugar y el empleo despreciado. Si este no bastaba para mantenerlos, dedicaban el resto del tiempo a mendigar por los caminos. Los hermanos – dice Francisco en sus mínimas reglas- deben alegrarse cuando se encuentren en compañía de gentes de baja condición, cuando estén con los pobres y los enfermos, los leprosos y los mendigos de las calles.
Está claro: el ambiente de los desheredados es la tierra propicia para reflejar la Buena Nueva del Maestro de Francisco, que dijo: “No toméis nada para el camino, ni báculo ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero; ni tengáis dos túnicas cada uno…”.
Existe una complicidad implícita y explicita, ente el evangelio y el mundo de los pobres. El pobre de Asís, percibió con extrema agudeza ese vínculo, y ello hasta el extremo de hacerlo vida propia, parte de su vital metabolismo. El sueño de Francisco no era una sociedad fraterna, ajena a explotadores y explotados, a dominadores y dominados. El sueño de Francisco sigue el sueño de la humanidad, como el sueño de Jesús sigue latiendo como la voz profunda del mundo, nada extraña al ruego profundo de los pobres de la Tierra.

 

 

Música: The Lonesome Boatman – Irish Tin Whistle

 

Puse fuera de mí la tienda de campaña

Puse fuera de mí la tienda de campaña,
y, anhelante de fachadas y apariencias,
por mis afueras te buscaba.
Perdí, muy exhausto, tus huellas.
Desesperé de ver tu rostro.
Hasta que el vendaval de las noches barrió la carpa,
el entoldado, toda la arboladura….
Volví a mí.
Y hallé tu antorcha delante de mi más hosca desnudez.
Y te presentí en mi más profundo adentro.
A pesar de mi impaciencia,
comprobé que Tú nunca ardes tarde.
Rafa Redondo
Como el suave descender de un copo que a un tiempo fertiliza y se evapora…
La Realidad,
jamás se ha detenido.
No es, sucede…
 Rafa Redondo
Tu cuerpo, con sus venas
henchidas de existencia,
trasparece a sí mismo Tierra de los vivos:
Tierra abierta al arado del Ser,
hecha surco, hecha ofrenda…
Rafa Redondo

 

Múisca: Omnia – Fee Ra Huri

 

 

 

TODA VIDA QUE NACE DESEA CRECER

La destacada poeta Alicia Martínez, compañera de muchos avatares, me recomienda que coloque en el muro y otras paredes este texto mío destinado a un determinado enfermo de covid, que le envié hace tiempo, y que yo no encontraba. Con mi renovado agradecimiento a ella, y con el deseo de abrir caminos de esperanza, lo hago seguir de nuevo, en ello estamos y, de momento al menos, seguimos .
TODA VIDA QUE NACE DESEA CRECER
Quizá te resulte extraño este encabezamiento – toda vida que nace desea crecer -en estos momentos en que tu ser se halla estremecido por esta enfermedad y la incertidumbre de esa pandemia pulula por tu mente. Sin embargo lo que seguidamente te digo sale de un corazón, el mío, que, aunque la situación de su dueño sea otra, sabe bien lo que te ocurre. Desde esa experiencia brota mi mensaje esperanzado para ti.
Dentro del meollo del sufrimiento, y en el mismo volcán de la incertidumbre nos habita una Fuerza descomunal que ha estado siempre en ti, y que ahora clama dentro de tu ser; ahora mismo, sí, cuando, en un momento dado, te entregues a lo que venga, sea lo que sea; cuando libre de toda resistencia, aceptes lo inaceptable, venga lo que venga.
Sí, cuido mucho el decirte que esto que te escribo no es una lección de libro, sino mi propia experiencia vivida, y que comparto también con otros y otras que apuntan idéntica vivencia.
Nacer es sentirse solicitado por la vida y por la muerte, porque la muerte no es lo opuesto a la vida, sino parte de ella: el umbral de otra conciencia, de otra dimensión. De otra certeza. Nacer es vivir al abrigo de una envoltura distinta a las envolturas de las seguridades que hemos fabricado…Nacer de verdad es fruto de abandonar los asideros que nos mantienen artificialmente y que hemos dado por hecho que eran definitivos. Nacer es consecuencia de vivir sin referencias, y experimentar el valor de poder sonreír a la luz recién estrenada, al alba que brota en el corazón de la noche.
El temido fin de un viaje, decía el entrañable sabio José Saramago, es el comienzo de otro. Te dejo para que tú mis@ completes esa experiencia, que es un derecho de nacimiento y no el privilegio de unos pocos.
Rafa Redondo

Música: Anda_Lutz – Jamei Jo Non Verei

 

 

Meditación Bilbao