Archivo de la categoría: ¿Qué busca el viento cuando sopla?

El viento del Norte sopla, se expande…

Cuando somos

Dicen del mar que contiene todos los elementos de la tabla periódica.

Si realizamos un paralelismo entre el mar y el transcurrir de la Vida, con sus corrientes y todos sus elementos múltiples y diferenciados, podríamos decir que el ser humano es como un grano de sal en el mar de la vida que en sí lleva la Tabla Periódica del Universo entero, la sabiduría profunda y la plenitud de lo inefable.

Pero esos seres que somos cada uno de nosotros, nos hemos encarnado en panoramas y realidades diferentes: familias, culturas, países, continentes, época… que nos ha otorgado un resumen de información condicionada por el propio contexto de pertenencia y herencia.

Descubrir, tomar conciencia y sentir esa realidad de origen único y compartido en la indivisibilidad, en donde todos los seres sensibles e inertes somos múltiples manifestaciones de lo Uno, parece ser el camino espiritual.

El sentido último de las palabras es la descripción de la experiencia sentida, pero éstas nunca llegan a alcanzar, ni siquiera rozar, la auténtica profundidad de lo vivido.

En la experiencia personal de la llamada práctica “espiritual” –más bien vivir desde la conciencia de ser plenamente humana-, en el inicio de la práctica del zen, aunque se explicita que la práctica meditativa es “la muerte en el cojín” sin meta que alcanzar, anidaba una Seguir leyendo Cuando somos

Retiro Zen

Y ahí estaba yo, con mi cojín de meditación, mi pijama y un puñado de prejuicios metidos en un bolsillito de la maleta; dispuesta a pasar un fin de semana Zen y a zambullirme en las profundidades del silencio.

Nunca había practicado Za-zen. De hecho, no tenía ni pajolera idea de lo que era. Sí que tengo hábito de meditar, practico Chi kung hace años, pero de la meditación zen sabía poco o nada. Pero me anime. Me animó un compañero de trabajo (gracias Marce) y de pronto me vi montada en un coche rumbo a Berriz a pasar el fin de semana.

Tengo que reconocer que al principio me sorprendieron muchas cosas. El respeto al entrar en la sala de meditación, el protocolario saludo al entrar y salir, el resonar de los las makilas de madera (disculpad mi ignorancia) antes de empezar cada sesión de Za-zen…

Me sorprendió escuchar: “¡kin hin!” y ver como todo el mundo se levantaba de su asiento y se ponía a andar lentamente por la sala.

Reconozco que al principio sentía ciertas resistencias y algún miedo; ciertos prejuicios a lo desconocido.

Y entonces Pedro, el maestro, dijo algo. No recuerdo con exactitud su frase pero se mantiene nítida en mí la sensación que tuve; fue como un dardo de amor al corazón. La onda de sus palabras atravesó toda la coraza de miedos y prejuicios y una pequeña lágrima rodó por mi mejilla. Y pensé: vale, Naiara, aparca todo, y Seguir leyendo Retiro Zen

El gran viaje

«El universo infinito está delante de tus ojos, infinitamente grande e infinitamente pequeño, no hay diferencia.»
Xin Xin Ming. Poema Zen siglo XII.

Los montes estaban nevados, las ovejas pacían en los campos verdes, los cuervos y las rapaces sobrevolaban serenamente los perfiles de las montañas, la lluvia caía incesante haciendo irreales todos los límites, que tan perfilados nos parecen. Una torrentera de agua transcurría perseverante por un canal de piedra, y cantaba, y no olvidaba su canción, ni los cuervos su melodía, ni las ovejas su serenidad; la luz tampoco se olvidaba de derramarse ¿y nosotros, que hemos olvidado nosotros? Hemos olvidado vivir. Hacemos un viaje de retorno a la vida, de retorno a darnos cuenta de la ausencia de límites, de darnos cuenta de que, fuera de los conceptos, todo es no-dos. Hacemos un apasionante viaje a la visión y vivencia de lo real.