BIENAVENTURADOS

 

Muchos, más de los que pensamos, en su interior albergan un
Francisco de Asís oculto; un «»poverello», pugnando por hacerse visible en este mundo. Lo que más impacta de ellos es la Inocencia. Su apertura amorosa por todos los seres no es noticia, ni su compadecer, ni su hermanarse con todo lo creado. Hasta con la misma muerte, que es en ellos considerada como hermana. Son los últimos, que libremente han elegido ser Nadie. La Única esperanza. Existen.
En su simplicidad no son noticia, pero son, están entre nosotros bien sea en forma humana o planta o animal. Y, por si fuera poco, habitan en nuestra entraña albergando en el corazón el Sueño de la Humanidad, el sueño de Francisco. Son para mí los más inteligentes.
Todo ser humano cobija un niño en su profundo entresijo: la Inocencia transparente, mantenida en la adultez. Gracias a ellos podemos llamarnos bienaventurados. Y podemos también seguir soñando.

 

Múisca:  Ludovico Einaudi – Una Mattina

 

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