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El Trueno, mente perfecta

Yo fui enviada desde el poder,
y he venido a aquellos que se reflejan sobre mí,
y he sido encontrada entre aquellos que buscan junto a mí.
Mírenme, ustedes los que se reflejan en mí,
y ustedes oyentes, óiganme.
Ustedes que están esperándome, tómenme para ustedes.
Y no me aparten de su vista.
Y no hagan que vuestra voz me odie, ni vuestra escucha.
No me ignoren en ningún lado no en ningún tiempo.
¡Manténganse en guardia!
No sean ignorantes de mí.

Porque yo soy la primera y soy la última.
Yo soy la honrada y la despreciada.
Yo soy la puta y la sagrada.
Yo soy la esposa y soy la virgen.
Yo soy la madre y soy la hija.
Soy los miembros de mi madre.
Soy la infértil
y muchos de sus hijos.
Soy aquella cuya boda es magnífica
y la que no ha tomado esposo.
Soy la partera y aquella que no procrea.
Soy el consuelo de mis trabajos de parto.
Soy la novia y soy el novio,
y es mi marido quien me ha engendrado.
Soy la madre de mi padre
y la hermana de mi marido,
él es mi retoño.
Soy la esclava de el que me ha preparado.
Soy el ama de mi criatura.
Pero él es quien me engendró antes del tiempo
en un cumpleaños.
Y él es mi retoño en el tiempo previsto,
y mi poder proviene de él.
Yo soy el báculo de su poder en su juventud,
y él es la vara de mi ancianidad.
Y cualquier cosa que él quiera me sucede.
Yo soy el silencio que es incomprensible
y la idea cuyo rememorar es frecuente.
Yo soy la voz cuyo sonido es diverso
y la palabra cuya apariencia es múltiple.
Yo soy la afirmación de mi nombre.

http://inutilesmisterios.blogspot.com/2015/03/un-texto-gnostico-del-copto-el-trueno.html

http://gftaognosticaespiritual.com/wp-content/uploads/2015/03/06-18-EL-TRUENO-LA-MENTE-PERFECTA-www.gftaognosticaespiritual.org_.pdf

 

 

Permanezcan en completa quietud

“Krishnamurti introdujo a los niños en el conocimiento propio y en la meditación. Al final de una charla dijo: “Ante todo permanezcan así sentados en completa quietud, cómodamente, muy serenos, relajados; les mostraré: Ahora, miren los árboles, las colinas, la sombra de esas colinas, mírenlas, miren la cualidad de su color, obsérvenlas. No me escuchen a mí. Observen y vean esos árboles. No los miren con la mente, sino con los ojos. Después de haber mirado todos los colores, la forma del suelo, de las colinas, de las rocas, la sombra que proyectan, trasládense entonces de lo externo a lo interno y cierren los ojos, cierren los ojos completamente. Han terminado de mirar las cosas exteriores y ahora, con los ojos cerrados, pueden mirar lo que ocurre dentro. Observen lo que ocurre dentro de ustedes, no piensen, sólo observen, no muevan los globos oculares, manténgalos muy, muy quietos, porque ahora no hay nada que ver con ellos, ustedes han visto las cosas que les rodean, ahora están viendo lo que ocurre dentro de la mente, y para ver lo que ocurre dentro de la mente deben estar muy quietos en lo interno. Y cuando hacen esto, ¿saben lo que les sucede? Se vuelven muy sensibles, muy atentos a las cosas externas e internas. Entonces descubren que lo externo es lo interno, descubren que el observador es lo observado”

 

Múisca:  Return to Innocence – Enigma

 

Soy bambú hueco por donde sopla el Viento…

Hice mía tu soledad, mío también tu grito de abandono, que caló mis huesos.
Ví una vez más que la ausencia, al vivirla tan dolorosamente hosca, se convierte en inequívoca señal de tu mayor presencia.
Aquel exceso de desamparo transformado en exceso de confiada apertura. Sí
Ah, ese raro don, que se derrama en cada instante en todo ser viviente, esa antorcha en la umbría que alumbra este dialogante soliloquio en la espesura de las noches.
Sí, ese raro don, que asoma entre las grietas del Vacío: mi desnudez, tan tuya; magnánima ceniza enamorada, las sola piel como único aderezo. Como ese raro don que brota al apagarse los sentidos, al aquietarse el cerebro y el pensamiento, cuando se extingue ese eco enloquecido…tan leve, tan suave, tan despacio, brotando igual que niño en hondo asombro… allende el tiempo.
«Cerrar podrá mis ojos la postrera sombra que me llevare el blanco día, y podrá desatar esta alma mía hora a su afán ansioso lisonjera; mas no, de esotra parte, en la ribera, dejará la memoria, en donde ardía: nadar sabe mi llama la agua fría, y perder el respeto a ley severa. Alma a quien todo un dios prisión ha sido, venas que humor a tanto fuego han dado, medulas que han gloriosamente ardido, su cuerpo dejará, no su cuidado; serán ceniza, mas tendrá sentido; polvo serán, mas polvo enamorado»
(Francisco de Quevedo)
Soy bambú hueco
por donde sopla el Viento…
Tú, Ruah, mi Aliento.
R.R.
Buscamos lo esencial
-de suyo atemporal-
con modos temporales que lo impiden.
Pero nos consolamos,
-también temporalmente-
con ídolos, objetos,
juegos sustitutorios, y placebos
incapaces por sí
de poder aliviar
la hosca borrachera de la normalidad,
la angustia de vivir dormido.
R.R.

 

 

Música: El oboe de Gabriel – Ennio Morricone