A Tí me entrego….

Bendita seas, mortal Materia, tú que, disociándote un día en nosotros, nos introducirás, por fuerza, en el corazón mismo de lo que es.
Yo te bendigo, Materia, y te saludo, no como te describen, reducida o desfigurada, los pontífices de la ciencia y los predicadores de la virtud, un amasijo, dicen, de fuerzas brutales o de bajos apetitos, sino como tú me apareces hoy, en tu totalidad y tu verdad. […]
¡Arrebátame, Materia, allá arriba, mediante el esfuerzo, la separación y la muerte; arrebátame allí donde al fin sea posible abrazar castamente al Universo!». (PIERRE TEILHARD DE CHARDIN)
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Frágil forma, que, torpe, se resiste a su Vacío…
Penetrante Vacío, que, ingrávido, se resiste a dejarse invadir por las ruidosas formas, a dejar de ser su propio Ser…,
Con los brazos alzados hacia el cielo, me abandono en el viento, me hago viento.
Me entrego a Ti, Muerte que es Vida, me entrego a Ti, Materia, en una comunión que duele y que libera. Y así, mi corazón carnal es absorbido en tu amplio seno,
como rápido sorbo,
como humilde bocado del corazón del Infinito.
Duro y suave cincel, que me hace cumbre en esta nueva génesis;
buril de cada aurora ,
que talla nuestro cuerpo entre la dicha y el llanto, paz y desasosiego. Las dos caras del Dios recóndito, silente y envolvente.
Jardinero del Ser, que forma y conforma nuestras formas haciendo brotar en ellas las alas que alcanzan lo insondable.
Materia vacía, Materia de Luz, animada Materia. Muerte y Vida, Abismo y Cielo. Cauterio suave, toque delicado;
un dulce y árido escarpelo del que se desprenden trozos y más trozos de silencio,
hasta tallar en nuestro corazón el mismo corazón del Universo.

 

 

 

Múisca : Lisa Gerrard – Elysium

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